Por: Dra. Gladys Vidal
Directora Centro de Recursos Hídricos para la Agricultura y la Minería (CRHIAM)
El Día Mundial del Medio Ambiente, se celebra cada 5 junio desde el año 1973. Durante los últimos 50 años, el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) ha coordinado este día, centrándose en un tema en particular. Esto temas incluyen la contaminación marina, el calentamiento global, el consumo insostenible y los delitos contra la fauna y flora silvestres, entre otros.
La campaña del Día Mundial del Medio Ambiente de 2023 #BeatPlasticPollution (#SinContaminaciónPorPlásticos) pide soluciones globales para combatir la contaminación plástica. Nuestro planeta se ahoga en un mar de plástico. Cada año se producen más de 400 millones de toneladas de plástico, la mitad de las cuales están diseñadas para ser utilizadas una sola vez. De eso, menos del 10 por ciento se recicla. Se estima que entre 19 y 23 millones de toneladas terminan en lagos, ríos y mares.
Los plásticos, en particular los microplásticos, están omnipresentes en nuestro entorno natural. Se están convirtiendo en parte del registro fósil de la Tierra y un marcador formal del Antropoceno, nuestra era geológica actual. Incluso han dado su nombre a un nuevo hábitat microbiano marino llamado «plastisfera».
Se han identificado microplásticos en todos los ambientes acuáticos: marinos y agua dulce (lagos, ríos, embalses, aguas subterráneas), pero hasta ahora la investigación se ha concentrado más en los ambientes marinos. La contaminación de los microplásticos en ambientes acuáticos se espera que aumente, de la mano con el aumento continuo en la producción, del uso y el desperdicio de plástico. El microplástico también es parte de la red alimentaria, convirtiéndose así en un problema emergente de seguridad alimentaria.
Estudios científicos de deterioro en la salud humana como disfunción tiroidea, obesidad, diabetes y trastornos reproductivos se han atribuido a la contaminación plástica. Más aún, se ha demostrado que los nanoplásticos impactan negativamente la composición y diversidad de las comunidades microbianas en el intestino humano, y evidencian una fuerte relación entre el intestino y las redes neuronales en el cerebro que podrían impactar negativamente al sistema endocrino, inmunológico y sistema nervioso, con consecuencias fisiológicas.
Debemos preguntarnos cómo lograr un planeta sin contaminación plástica y cuál es el camino para hacer este el cambio. Es necesario un cambio sistémico para abordar la raíz de la contaminación por plásticos, que combine la reducción de los usos más problemáticos e innecesarios del plástico con tres cambios en el mercado -reutilizar, reciclar y reorientar-diversificar- y medidas concretas para hacer frente al cúmulo de basura existente de contaminación plástica.
Un enfoque interesante es el presentado en el informe “Turning off the Tap” (Cerrar el grifo: cómo el mundo puede poner fin a la contaminación por plásticos y crear una economía circular), en el cual se examinan los modelos económicos y comerciales que se necesitan para hacer frente a los impactos negativos de la economía del plástico.
Además, contiene una propuesta de un cambio sistémico que resuelva de raíz las causas de la contaminación por plásticos y combina la reducción del uso problemático e innecesario del plástico con una transformación del mercado hacia la circularidad. Estos objetivos combinados se lograrán fomentando cambios en tres ámbitos clave: la reutilización, el reciclaje y la reorientación-diversificación, así como la adopción de medidas para hacer frente al impacto histórico de la contaminación por plásticos.
El informe señala que estas soluciones ya están disponibles y que, un cambio integral en los sistemas y sectores pertinentes respaldado por los instrumentos normativos necesarios, generará una serie de beneficios económicos y reducirá los daños a la salud humana, el medio ambiente y el clima.