Por Foro Constituyente UdeC.
El 17 de mayo se ha establecido como el Día Internacional contra la Homofobia, Lesbofobia, la Transfobia y la Bifobia para conmemorar la eliminación de la homosexualidad de la lista de enfermedades mentales por parte de la Asamblea General de la Organización Mundial de la Salud en 1997.
En 2021 y en Chile, la fecha se encuentra con el proceso electoral por el cual la ciudadanía fue convocada a elegir a quienes redactarán la constitución política llamada a reemplazar la de 1980.
Ese acto electoral para muchas personas es otro más en su vida. Un ejercicio por el cual podremos ser partícipes reales de la adopción de decisiones políticas en comunidad. Sin embargo, parece bueno no olvidar que la ciudadanía, como la vivimos en las sociedades contemporáneas democráticas, es un concepto reciente, propio de la expansión de la era moderna.
Una de las razones que favoreció su restricción fue la sexualidad y la represión de ciertas manifestaciones de ella. Las mujeres y las personas que desafían el sistema binario sexual “hombre/masculino” “mujer/femenino” evidencian esa realidad histórica.
Por obra de las teorías feministas y de género y su encuentro con el discurso normativo de los derechos humanos desde la segunda mitad del siglo XX se ha ido avanzando en el reconocimiento de todas las personas como verdaderos sujetos. Ello ha supuesto, así, el despliegue de una ciudadanía amplia y la posibilidad real para todas las personas de participar electoralmente desde su propia identidad.
En una Opinión Consultiva de 2017, la Corte Interamericana de Derechos Humanos afirmó que las personas en su diversidad de orientaciones sexuales, identidades y expresiones de género deben poder disfrutar de su capacidad jurídica en todos los aspectos de la vida.
Hay que celebrar entonces hoy que toda persona pueda participar formalmente en el histórico proceso electoral que se vive en Chile.
No obstante, la ciudadanía postergada de las personas LGBTI tiene dimensiones no sólo formales y supone desafíos para las constituciones políticas que van más allá del derecho a la igualdad para participar en proceso electorales. La nueva constitución es una oportunidad para identidades olvidadas en el texto de 1980.
Por ello, distintos temas deberían entrar a una discusión constituyente para promover cambios. Por ejemplo, evaluar la inclusión de una prohibición constitucional robusta de toda forma de discriminación y de protección a todas las formas de familia, o reconocer derechos sexuales y reproductivos con enfoque de género, cursos de vida e interseccionalidad, son temas que, si bien pueden favorecer mejoras en la vida de muchas personas, tendrán un impacto positivo diferenciado en quienes, por siglos, han sido víctimas de homofobia, lesbofobia, bifobia o transfobia.