Por Katherine Henríquez Brocal
Licenciada y Magíster en Astronomía
Departamento de Astronomía UdeC
En tiempos normales (sin pandemia), una salida de shopping con los amigos y un almuerzo bien contundente suena de lo más normal. Pero este consumo, si lo multiplicamos por miles de personas, tiene un costo enorme para el planeta.
Vamos en orden, para poder ir a ver a nuestros amigos es muy probable que ocupemos un transporte que use combustibles fósiles, si es un auto tamaño promedio, habremos liberado a la atmósfera unos 143 gramos de Dióxido de Carbono (CO2) por Kilómetro de recorrido (entre otros gases tóxicos), bastante considerando que en una bicicleta habría cero emisión. Luego, pasaremos a comprar ropa que probablemente no necesitemos, hablamos de unos 15.000 litros de agua para una tenida completa, unas 15 bañeras de 1000 litros. Después, para la comida, el gasto varía según si eres omnívoro, vegetariano o vegano. Tanto por espacio de crianza, emisiones de CO2 y metano más el sufrimiento entre medio que podría haber, claramente el consumo de carne es el que tiene un mayor costo ambiental.
Los gases se acumulan, la atmósfera se calienta y como consecuencia se derriten los polos, el nivel de los océanos aumenta y por consiguiente millones de personas ya están migrando de sus hogares. Solo en Indonesia se prevé que 7000 islas quedarán bajo el agua en las próximas décadas. No es todo, olas de calor que desencadenan un aumento en incendios forestales y podrían generar las condiciones propicias para algunos mosquitos y roedores, trayendo consigo enfermedades a la población. Cambios bruscos en el clima traerán fenómenos naturales como tormentas, sequías, huracanes en donde antes no se veían.
Sea el calentamiento global o cualquier otro escenario apocalíptico como un meteorito o una guerra nuclear, por poner algunos ejemplos. Lo más normal es pensar en dejar este planeta para irnos a arruinar otro. Ya tenemos algunos descubiertos. Planetas que según sus características se asemejan a la tierra. Tristemente con la tecnología que tenemos hoy, es imposible llegar a ellos.
Aún estamos muy lejos de colonizar otros planetas. Marte es un símbolo de esto, sin embargo no estamos ni cerca de que una población numerosa vaya a vivir allá. No hay ninguna base autosuficiente que pueda albergarlos. Tampoco podemos comparar Marte con la Tierra, dotada de vida y belleza.
El problema no es solo de sobrepoblación, deberíamos pensar también de qué manera viven estas personas. Una sola persona nacida en Estados Unidos contamina lo que lo harían más de 60 personas nacidas en Nigeria. El tema no es solo de números, sino también de hábitos y comportamiento.
Vivimos como si los recursos fueran ilimitados, en un planeta devorado ferozmente por humanos, este está llegando a un punto de no retorno, aquí es cuando pensamos que la colonización planetaria será una opción razonable, sin embargo actualmente no es viable. Hoy, solo nos queda cuidar lo que tenemos. Si no queremos extinguirnos deberíamos realmente tomarle el peso al derroche que hacemos cada día con nuestras “pequeñas” acciones ya que el planeta, y lo hemos visto con la pandemia, puede prescindir perfectamente sin nosotros.