Críticos son los datos que arroja el más reciente Informe Hídrico de la Dirección General de Aguas (DGA). El reporte, que periódicamente publica esta repartición dependiente del Ministerio de Obras Públicas, da cuenta de un alarmante déficit del recurso hídrico, tanto en nieve como en los caudales, lagos y embalses, el que es gatillado, principalmente, por el calentamiento global y por una disminución de las precipitaciones en todo el territorio nacional.
Es lo que sostiene la Dra. Alejandra Stehr Gesche, investigadora del Centro de Ciencias Ambientales EULA-Chile, quien enfatizó que para enfrentar este panorama es clave trabajar de manera conjunta con las poblaciones más afectadas, las que se distribuyen a lo largo de las zonas rurales y agrícolas, para así generar soluciones que permitan adaptar la actividad humana a este escenario.
La investigadora agregó que algunas soluciones podrían estar relacionadas con el tratamiento de las aguas servidas, por ejemplo, para que puedan ser reutilizadas en riego. No obstante, la especialista advierte que “en esta materia estamos al debe aún en Chile, porque no tenemos una normativa específica para el reúso del agua, por lo que se requiere avanzar también en la parte legislativa”.
En esa línea, la también académica de la Facultad de Ciencias Ambientales de la Universidad de Concepción (UdeC) comentó que otra alternativa está dada por construir humedales artificiales que puedan absorber el agua de la lluvia para recargar las napas. Sin embargo, la Dra. Stehr Gesche advirtió que es clave «conocer nuestro sistema de uso del agua para que seamos lo más eficientes posible, para alcanzar lo que se denomina seguridad hídrica, que consiste en tener agua en calidad y cantidad suficiente para los distintos usos, priorizando siempre el consumo humano y los ecosistemas».
Según detalló la académica, si bien una parte del problema de la escasez de agua se debe a los efectos del cambio climático, otra porción importante está motivada por una mala gestión del recurso hídrico, lo que guarda relación con cómo se divide entre los distintos usuarios, cómo y cuándo es usado, entre otros.
En este sentido, el Dr. Martín Jacques Coper, académico del Departamento de Geofísica, explicó que «especialistas nacionales en climatología, en particular del Centro de Ciencia del Clima y la Resiliencia (CR)2, han identificado algunas causas fundamentales de la megasequía, que se extiende en la zona centro-sur de Chile por más de una década». Según el investigador, a la tradicional asociación entre las condiciones secas de esta región y la variabilidad climática natural, concretamente a través de eventos como La Niña en el Pacífico Tropical, se han sumado otros factores.
Por una parte, se ha descrito ‘la mancha cálida’ del Océano Pacífico cerca de Nueva Zelanda. Por otra, se ha encontrado un factor directamente relacionado con la actividad humana global, representado por la emisión de gases de efecto invernadero y otros destructores de la capa de ozono estratosférica, el que desvía hacia el polo los vientos del oeste sobre el Pacífico Sur, con lo cual disminuye la frecuencia sistemas frontales que llegan a Chile centro-sur.
“Por lo tanto”, concluyó el Dr. en Ciencias del Clima, “sabemos que la megasequía actual es una combinación de causas naturales y antrópicas. La cuantificación de la importancia relativa de estos factores es un desafío para la investigación actual. De todas formas, las proyecciones de cambio climático hacia fines de siglo XXI indican que las condiciones secas de la actualidad, que ahora consideramos anómalas, tenderán a volverse normales. Esto, sin perjuicio de que pueda haber periodos de algunos años relativamente húmedos de vez en cuando, producto de la variabilidad natural».
Desafíos normativos
Para la Dra. en Derecho, Verónica Delgado Schneider, directora del programa Derecho, Ambiente y Cambio Climático (DACC), el informe de la autoridad no hace más que confirmar los escenarios proyectados por la ciencia desde hace varios años. Por ello, la especialista apuntó a la extensa demora en implementar políticas públicas adecuadas y cambios legales que permitan enfrentar nuestra vulnerabilidad como país frente al cambio climático.
“A pesar de la evidencia existente”, continúa la Dra. Delgado, “no hemos sido capaces de dar reglas que permitan dar seguridad hídrica a todos y mantener los ecosistemas. El año pasado se rechazó una reforma constitucional para consagrar el derecho humano al agua, la reforma al Código de Aguas lleva más de 10 años en el Congreso Nacional, la ley que protege a los glaciares está siendo objeto de un lobby feroz; y, por otro lado, tampoco avanzamos en lo que ya existe en tantos otros países y que son experiencias exitosas: no creamos incentivos a la conservación, sino que bonificamos en cambio el uso de agroquímicos que contaminan las aguas, ni tampoco creamos reglas claras para buscar nuevas fuentes de agua, como la desalinización, para que ella se haga de manera sustentable y, lo que es más grave, tampoco invertimos en plataformas de información integradas sobre la cantidad y calidad del agua y de quién son los derechos de agua, ni menos en gestión integrada de cuencas, esperada desde los años 90 en Chile”
La abogada destaca que el proceso constitucional que vive el país ha dejado en evidencia que el agua y el medioambiente son temas que preocupan especialmente a los chilenos, por lo que advierte que “las imágenes de Petorca, en pandemia, sin agua para lavarse las manos, hacer comida, regar una huerta de subsistencia, con el ganado muriendo, o que se sequen ríos o lagunas, como en Aculeo, por la falta de lluvias pero principalmente por el abuso de algunos; permeó en la sociedad y se está exigiendo que la nueva carta fundamental asegure el carácter público del agua, que existan usos prioritarios”.
Por lo mismo, la Dra. Delgado concluye que el hecho de que los derechos de agua sean como otras concesiones, perpetuas, gratis y transables, no se condice con su carácter de bien común. Así, destaca que se trata que no solo pone en juego derechos humanos, sino que la vida de los ecosistemas de los cuales dependemos.
Medidas urgentes
Con respecto a los cambios que se están impulsando desde el Estado y el rol que debe cumplir la academia en el abordaje de estos desafíos, la Dra. Gladys Vidal Sáez, directora del Centro de Recursos Hídricos para la Agricultura y la Minería (CRHIAM), adelantó que el Ministerio de Obras Públicas posee un convenio aprobado, dentro de un paquete de proyectos para cuatro años, para hacer prospección de las aguas subterráneas de la región del Biobío, por lo que se dispondrá de balances de las cuencas para proyectar el desarrollo del territorio.
«El diagnóstico es preocupante», afirmó la Dra. en Ciencias Químicas al referirse al informe de la DGA, lo que se debe, a su juicio, a que no tenemos adecuadamente cuantificados los niveles de nieve ni de aguas subterráneas con que contamos en el Biobío. En otras palabras, indicó «no sabemos con cuánta agua contamos en nuestras cuencas hidrográficas», por lo que sería clave «conocer las aguas subterráneas, es decir, como están distribuidas, su calidad y cantidad; porque, tal vez, en lugar de hacer embalses para almacenar agua en el territorio podemos utilizar los acuíferos confinados para tal efecto, a través de la recarga artificial». Esto, explica, trae ciertas ventajas, pues frente al aumento de las temperaturas ambiente el almacenamiento de agua en forma de acuíferos confinados evita su evaporación, al contrario de lo que ocurre en embalses.
Las autoridades, comenta la experta, estaban trabajando desde hace un tiempo en un plan de infraestructura para el desarrollo regional, que es lo que se concretará gracias a la inversión pública recientemente aprobada y que pronto entrará en etapa de licitación. Ello considera cuatro estudios de exploración de aguas subterráneas: Biobío Norte, Arauco, Biobío Sur y Biobío Bajo (Concepción).
«En cuanto a recursos hídricos, la DGA impulsó la propuesta denominada ‘Estrategia para la gestión sustentable de los recursos hídricos de la Región del Biobío’, que contempla iniciativas en los ámbitos ambiental, social y económico, donde participamos por largo tiempo académicos y sector público para gestionar el agua en forma planificada, pensando en el largo plazo y en propender a la seguridad hídrica de la región” fue lo que sostuvo la Dra. Vidal.
Finalmente, la directora del CRHIAM sostuvo que, en definitiva, se busca focalizar los esfuerzos en los sectores rurales y en las zonas de rezago de la región, como lo es la provincia de Arauco, para así favorecer la sustentabilidad y equidad en el acceso al agua. En este sentido, la científica detalló que este derecho se expresa en dos dimensiones: acceso a agua para beber, pero también tener agua saneada. «Ambas soluciones deben ser provistas”, finalizó.
Fuente: VRID UdeC.