Por: Claudia Mora Méndez, Vicerrectora Instituto Profesional Virginio Gómez.
Una vida saludable se puede alcanzar de diversas formas, pero, más allá de un cuerpo sano, es necesario volver a un punto esencial, la significancia que tiene el deporte para la salud mental.
La ciencia puede enumerar efectos positivos asociados a la práctica deportiva (incluyendo la liberación de endorfinas), pero hay un punto esencial, y es la forma en que viene a complementar la generación de espacios de esparcimiento y vinculación, que son parte fundamental en una sociedad.
Más allá del alto rendimiento, y no significa que alguno no siga esos pasos, los y las jóvenes tienen en las actividades deportivas una fórmula para aprender habilidades que trasciendan las canchas.
Con el deporte se aprende de sana competencia, juego limpio, a cumplir reglas, valorar el esfuerzo y trabajo bien hecho tras un objetivo, especialmente en deportes de equipo, donde, además, se valora el todo por sobre las partes, siendo el respeto y reconocimiento a cada integrante, fundamental para alcanzar metas. Enseñanzas que buscamos plasmar, a través de nuestra formación educacional, en cada joven que nos deposita su confianza.
Observando detenidamente, no sólo son valores aplicables al deporte, sino también, se traslapan a la futura vida laboral, donde se valora una mayor capacidad colaborativa. Por ello, como institución de educación dedicamos parte de los esfuerzos en el desarrollo de estas habilidades en nuestros estudiantes.
En la particularidad de estos años, abrimos una puerta de regreso a la socialización de los y las jóvenes a través del deporte, para disfrutar algo tan esencial como compartir el espacio-tiempo con sus pares. Así, proyectamos a futuro e impulsamos la actividad deportiva con las carreras de TNS Gestor Deportivo y TNS Entrenador Deportivo, orientadas al desarrollo de proyectos y al entrenamiento, respectivamente.
Recién realizamos los Interescolares Virginio Gómez, de básquetbol y futbolito, categorías femenina y masculina, reuniendo más de 600 alumnos/as del Gran Concepción, donde pudimos observar gratamente los valores antes señalados.
Hay una juventud ávida de crecer, de tomar las oportunidades y, tal como en este torneo, somos nosotros quienes debemos ampliar los espacios donde puedan desarrollar esas habilidades quienes serán las y los líderes del mañana.