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El pasado 20 de agosto fue efectuada, en las dependencias del Parque Museo Pedro del Río Zañartu, una ceremonia para solemnizar el ingreso del gobernador del Biobío y el alcalde de Hualpén a la comisión administrativa del recinto, lo que no solo permitirá destrabar la inyección de varios recursos ya adjudicados, sino que también otras acciones para la protección de sus atractivos naturales y patrimoniales.
Durante el hito, el gobernador Rodrigo Díaz Wörner reconoció la necesidad de generar una «una línea de base» para el desarrollo de un «plan maestro» que permita cubrir las necesidades actuales y proyecte, en el largo plazo, un espacio de relevancia provincial y regional.
El abandono
El parque se constituyó como tal el 22 de septiembre de 1933, 15 años después del fallecimiento del empresario Pedro del Río Zañartu. Ello dio origen a su comisión administradora, la que posee domicilio en Concepción y, hasta el 19 de agosto pasado, era liderada por la delegada presidencial regional, el director del Servicio de Salud Concepción y el alcalde penquista.
Desde su fundación, el parque se ha constituido como un polo de interés ecológico, cultural e histórico por su ubicación dentro del Santuario de la Naturaleza Península de Hualpén y por sus atractivos patrimoniales, recreacionales y ecosistémicos. Por lo mismo, ha sido sede de diferentes encuentros anuales y fiestas costumbristas.
Fiestas huasas de principios de la década de 2000 celebradas en la desembocadura. Fotografías: Ingrid Concha Fritz
Si bien las condiciones jamás fueron ideales, el deterioro se agudizó tras el terremoto de 2010 por el desplome de algunas murallas del museo y por robos posteriores. A pesar de que la situación fue abordada en los planes de reconstrucción, las reparaciones nunca llegaron.
En ese sentido, el director de Marketing del parque museo, David Guala Cordero, atribuye esta «precariedad» a la falta de un proyecto de largo plazo y de financiamiento permanente, además de un modelo organizacional que «nunca se adecuó a la modernización del Estado».
Los cambios
Las necesidades del parque museo abarcan más de una administración. No obstante, el punto de inflexión fue a principios de junio de este año, durante la gestión del hoy desvinculado Elías Freire Ibañez.
Su llegada tuvo lugar en 2016, cuando aún era director ejecutivo del Parque Isidora Cousiño de Lota. Su estilo trajo una serie de cambios orientados a la obtención de mejores cifras económicas, con recortes en los beneficios laborales y aumentos en los valores de arriendo de espacios y de entrada de vehículos.
Sin embargo, el primer gran conflicto se dio tras un mes y medio en el cargo, cuando Freire ordenó el cese de las ventas y el cierre al público de su tradicional Centro de Producción de Flora Nativa. Su encargada, Ingrid Concha Fritz, relata que antaño sus estructuras albergaban a unas 50 mil variedades de especies.
El Centro de Producción de Flora Nativa y sus trabajadores a principios de 2000
En ese sentido, la técnico forestal, que llegó en 2002 al centro, explica que con la llegada de Freire fueron además descontinuadas otras iniciativas, como las de propagación de especies vegetales, habilitación de nuevos espacios, construcción de nuevas estructuras y de cultivo.
Actualmente, solo un invernadero del centro se encuentra en buenas condiciones
Otros colaboradores reconocieron problemas a la hora de proveer y renovar implementos básicos como calzados de trabajo, ropas resistentes al agua, calefacción para el secado de prendas durante el invierno, entre otros. A ello se suma la suspensión tanto del uso como la mantención de los únicos vehículos propiedad del parque: dos furgones, un tractor y un camión ‘tres cuartos’.
En desuso se encuentran todos los vehículos del parque, ya que el transporte de trabajadores está externalizado
La crisis
El 22 de marzo de 2020 los trabajadores del parque fueron enviados a sus hogares de manera preventiva por el inicio de la pandemia, lo que sentó las condiciones para un extenso periodo de mermas presupuestarias. Solo cinco días después fue emitida la primera nómina con seis despidos, la que incluía el nombre de Ingrid Concha.
Aunque la promulgación de la Ley de protección del empleo permitió reintegrar a cinco de los trabajadores, el Parque Museo Pedro del Río Zañartu permaneció 14 meses cerrado y con solo seis personas a cargo de la vigilancia de sus más de 500 hectáreas.
Sin embargo, el museo se llevó la peor parte, ya que su colección estuvo durante casi 14 meses sin la supervisión de sus siete cuidadores y con su servicio de desratización suspendido. Así, la falta de ventilación, la humedad, la alta salinidad del sector y las variaciones en las temperaturas tuvieron efectos irreparables sobre algunos elementos de la colección y la casona.
Hoy, el museo exhibe al público solo un tercio de sus piezas, en vitrinas ingeniosamente acondicionadas con plumavit
A ello, se suma la denuncia levantada por el secretario de ONG Keule, Rodrigo Toledo Román, quien acusa que tras realizar un semestre de voluntariados para rehabilitar el Centro de Producción de Flora Nativa, acordaron con la administración la realización de una serie de talleres remunerados, los que finalmente nunca fueron pagados.
La salida
En tanto que reconoce que existió una crisis financiera agudizada durante la pandemia, Elías Freire rechaza las acusaciones de los trabajadores, dado que afirma que, por ejemplo, tanto el seguro de salud como el beneficio de alimentación fueron «universalizados (…) a costo del empleador». En cuanto al abandono de vehículos, sostiene que estos pasaban «más de tres meses en el taller» antes de regresar.
Los recursos nunca llegaron y la situación se agravó, y en atención a los reclamos de los trabajadores y a la mediatización del caso, Freire y la delegada presidencial acordaron el pasado 11 de agosto las condiciones para acabar la relación laboral, lo que se concretaría cinco días después tras un cruce declaraciones con la autoridad.
Las posibilidades
Durante la misma semana en que se selló la salida de Freire, fue publicada en el Diario Oficial la nueva interpretación de la Ley N°5.248, que establece que la comisión administrativa del Parque Pedro del Río Zañartu deberá estar «integrada por el gobernador regional de la región del Biobío, quien la presidirá; el alcalde de la comuna de Concepción y el alcalde de la comuna de Hualpén».
Solo un día después del hito, se efectuó en el parque una actividad en la que la delegada Daniela Dresdner entregó una representación de las llaves del recinto a su reemplazante en la instancia, el gobernador Rodrigo Díaz. Además del personal del parque, les acompañaron senadores, diputados, exconvencionales y otras personalidades.
Las postales del simbólico evento de cambio de comisión administrativa
Durante el evento, el alcalde hualpenino, Miguel Rivera Morales, celebró el ingreso de la comuna a la comisión «después de 85 años» y el destrabe de la inyección de mil millones de pesos comprometida por el GORE Biobío para resolver las necesidades planteadas.
Por su parte, Ingrid Concha se mostró esperanzada por el cambio administrativo, al tiempo que anunció que propondrán la creación de una mesa de trabajo para que algún representante del parque «esté al tanto de las decisiones».
Así, al término el GORE Biobío anunció que dentro del parque le representaría Ignacia Maturana Gajardo, especialista en patrimonio e integrante del Consejo Regional de las Culturas, las Artes y el Patrimonio. Concepción, en tanto, postuló al Dr. Armando Cartes Montory, historiador e investigador UdeC. Desde Hualpén, se cree que Andrés Toro Toro será los ojos del municipio, quien es fiscalizador de Áreas Naturales y rostro conocido por su participación en la campaña Salvemos el Santuario Península de Hualpén.
Fotografía principal: Padre Pedro del Río Zañartu