Por: Claudia Uribe, directora de la Oficina Regional de Educación para América Latina (OREALC/ UNESCO Santiago)
Joaquín Walker, director ejecutivo de Elige Educar
Agustín Porres, Director regional para LATAM de Fundación Varkey
Ariel Fiszbein, Director del Programa de Educación del Diálogo Interamericano
Los estudiantes deben ser protagonistas de su proceso de aprendizaje. Esa es la certeza que mueve a la docente argentina y finalista del Global Teacher Prize, Mariela Guadagnoli, quien impulsa en su aula la metodología de aprendizaje basado en proyectos, para favorecer espacios de colaboración entre sus alumnos y así desarrollar sus habilidades de resolución de problemas. Con esta metodología, sus estudiantes desarrollaron el proyecto “Adoquines ecológicos”, una solución para las frecuentes inundaciones en las calles aledañas a la escuela, iniciativa que logró reconocimiento local y nacional.
Historias de maestros líderes como Mariela, que transforman la educación e impactan en miles de estudiantes cada año, están presentes en toda América Latina y el Caribe y evidencian la enorme creatividad y capacidad de innovación y liderazgo que tienen los docentes, aún en contextos tan difíciles como los vividos durante la pandemia.
No obstante su centralidad para el proceso educativo, los datos del estado de la docencia en la región son preocupantes. Según un informe reciente de la Unesco, Unicef y Cepal, aproximadamente el 20% de las y los docentes de la región no cuenta con la formación requerida para ejercer la profesión. Este escenario pone en riesgo no solo el alcance de las metas planteadas por la Agenda 2030 de garantizar una educación inclusiva, equitativa y de calidad, sino que complejiza los esfuerzos para que la educación se recupere y se reinvente de acuerdo a los desafíos actuales.
Por esa razón, en el marco del Día Mundial de los Docentes hacemos un llamado a los países de la región a redoblar los esfuerzos para que nuestros docentes cuenten con el apoyo adecuado, y tengan la independencia, y las oportunidades de desarrollo profesional y remuneraciones acordes. Así, entre formas formas, se podrá avanzar con paso firme hacia la transformación educativa que América Latina y el Caribe necesitan.