“Environmental costs of water transfers” es el nombre del artículo publicado en la prestigiosa revista Nature Sustainability, en el que se abordan los impactos ambientales que traen consigo los proyectos de transferencias de agua en los ecosistemas. En esta publicación participó el investigador principal Centro de Recursos Hídricos para la Agricultura y Minería (CRHIAM), Dr. Ricardo Barra, junto a investigadores de otros centros de las universidades de Concepción y Chile.
En el texto, se señala que este tipo de iniciativas -como la carretera hídrica- encuentran sustento en que el agua dulce se desperdicia cuando llega al mar. Sin embargo, muchos estudios reconocen que los influjos fluviales de materia orgánica y nutrientes exportados desde los ríos son extremadamente importantes para apoyar la productividad biológica costera y los ciclos biogeoquímicos, que sustentan actividades económicas tan importantes como la pesca artesanal.
A esto se suma que, si el agua transferida proviene de cuencas fluviales intervenidas por seres humanos, ésta también puede contener elementos tóxicos con impactos negativos en el ecosistema para el área receptora. Además, en el contexto cambio climático, se estima que las precipitaciones que proveen de agua a las cuencas proveedoras disminuirán sustancialmente. Esto limitaría el acceso al agua dulce en estas comunidades, afectando también a uno de los sectores productivos más importantes, como la agricultura.
“Muchos megaproyectos tienen efectos no esperados o no evaluados. El problema es que los usuarios de la cuenca dadora se pueden encontrar en un escenario de cambio en la cantidad y calidad del agua necesaria para los variados usos que ellos tradicionalmente utilizan, y entonces aparecen los conflictos”, señaló el Dr. Barra.
Costos versus beneficios
A raíz de ello, los autores del artículo consideran clave definir si este tipo de proyectos son beneficiosos para la sociedad. Para ello, sostienen que se requiere un sólido análisis de costo-beneficio que evalúe las oportunidades asociadas a los usos alternativos del agua de las cuencas proveedoras, evitando sobreestimar los beneficios del receptor e incorporando el valor económico total de los impactos ambientales en las cuencas de las cuales se obtiene el agua.
“Tradicionalmente el análisis que se efectúa radica en cuantificar el costo versus el beneficio económico público y privado de este tipo de iniciativas, pero hay ciertos servicios que prestan los ecosistemas que son muy difíciles de cuantificar en términos económicos, pero sí en términos de beneficios ambientales y ecológicos”, explicó el investigador.
También el análisis debería evaluar otras estrategias de gestión como la protección de la calidad del agua y la promoción de usos sostenibles; y crear otros beneficios sociales y ambientales, como la reducción de la contaminación, el ecoturismo y la recreación, o un aumento en el valor de los ecosistemas. De esta forma, una sólida evaluación en torno a este tipo de proyectos también le correspondería contemplar otros valores ambientales inconmensurables y, las implicancias de alterar las relaciones comunitarias y el capital social, tanto en las cuencas receptoras, como en las proveedoras.
Los investigadores concluyen que, si bien en la actualidad se está evaluando la construcción de una carretera hídrica para el país, esto también implicaría una oportunidad para establecer estándares más estrictos y elevar el nivel de las normas exigidas para este tipo de proyectos, considerando las conexiones entre los ecosistemas continentales y marinos, y entendiendo sus consecuencias socio-ecológicas bajo el cambio climático.
Finalmente, el investigador CRHIAM destaca la oportunidad de haber trabajado con un grupo interdisciplinario de investigadores en la publicación de este artículo. “Es un tremendo orgullo que una prestigiosa revista considerara meritorio el aporte que se hace a la ciencia desde un país pequeño como Chile. También un privilegio de trabajar con un selecto grupo de investigadores de la Facultad de Ciencias Ambientales y Centro EULA de la UdeC, pero además con colegas de otras universidades del país, en un claro esfuerzo de cooperación y colaboración, que sin duda resultan finalmente más satisfactorios para la ciencia y la sociedad”.