A pocas semanas de que, según las proyecciones epidemiológicas, el Covid-19 alcance su mayor curva de contagio, las mascarillas se han vuelto un insumo muy preciado para prevenir la enfermedad. Frente a esta realidad, un grupo de internos del Centro de Cumplimiento Penitenciario Biobío fabrica mascarillas a tiempo completo, alcanzando un volumen de 200 unidades diarias.
Bajo estrictas medidas de higiene funciona el taller del módulo 55 integrado por 8 internos debidamente capacitados, y dispuestos a colaborar con el plan de prevención. El proyecto -que comenzó hace una semana- pretende llevar el valioso insumo a la población penal regional, en especial a grupos de riesgo, y a funcionarios de trato directo.
Uno de los internos que lidera la iniciativa explicó las motivaciones para participar de la medida.
En el penal concesionado Biobío se producen mascarillas con doble capa de TNT, una fibra micro porosa que impide el paso del virus por vía área. Además, en el Centro de Detención Preventiva de Mulchén se está confeccionando un modelo reutilizable con una tela antifluidos que actúa como barrera sanitaria.
El seremi de Justicia y Derechos Humanos del Biobío, Sergio Vallejos, valoró estas acciones que son un aporte para combatir la pandemia.
Por su parte, el director Regional de Gendarmería, coronel Diter Villarroel, recalcó que “nuestros propios internos elaboran las mascarillas y han resultado tener mucha utilidad en la prevención del coronavirus”.
A la producción de mascarillas desechables en el CCP Biobío y reutilizables en Mulchén, se suman los protectores faciales elaborados por profesionales del Policlínico de Gendarmería, quienes esperan tener 500 unidades en 48 horas para distribuir a personal de trato directo con la población penal.