Humberto Maturana Romecín, egresado de la Universidad de Chile , y profesor Titular del Departamento de Biología de la Facultad de Ciencias desde 1965 al 2000, falleció este jueves 6 de mayo. Nacido el 14 de septiembre de 1928 en Santiago, estudió en el Liceo Manuel de Salas y en 1950 ingresó a la Facultad de Medicina de la Universidad de Chile.
“Con dolor me entero de la partida de un gran amigo y ser humano. Su dimensión intelectual fue siempre motivo de orgullo para la U. de Chile y para el país. Fue inspirador al abrir alternativas para percibir y acercarse a la biología. Mis condolencias a su familia y seres queridos”, señaló luego de conocerse la noticia el Rector de la U. de Chile, Ennio Vivaldi, quien además destacó que el profesor Maturana “desarrollaba en sus estudiantes, como pocos, una actitud crítica y novedosa. Sus teorías captaron la atención del mundo entero y fueron aplicadas a diversas disciplinas más allá de la biología”.
El pensamiento de Humberto Maturana
«¿Qué es lo peculiar de lo humano? Que vivimos en el lenguaje, que el lenguaje se aprende, que nos hacemos humanos viviendo con otros seres humanos. Tenemos una genética particular, pero, ¿cuál es nuestro nicho ecológico? Otros seres humanos», es parte de sus reflexiones, las mismas que lo acompañaron por décadas, desde el inicio de su formación hasta su última publicación “Revolución reflexiva”, escrita conjuntamente a Ximena Dávila, lanzada el 23 de abril de este año.
Uno de sus planteamientos que alcanzó mayor resonancia científica a nivel global fue el de la autopoiesis, concepto presentado por primera vez en su libro de 1972 «De máquinas y seres vivos». En esta obra, desarrollada junto a Francisco Varela, alumno y luego colaborador, sostiene que los sistemas biológicos son unidades que se producen y mantienen a sí mismas “como una red de procesos de producción (transformación y destrucción) de componentes que: (i) a través de sus interacciones y transformaciones continuamente regeneran y realizan la red de procesos (las relaciones) que los han producido, y (ii) la constituyen (la máquina) como una unidad concreta en el espacio en el que ellos (los componentes) existen”.
En otras palabras, aunque el sistema cambie en sus componentes o estructura, dicha red permanece invariante durante toda su existencia, manteniendo la identidad de este. Los seres vivos son en particular sistemas autopoiéticos moleculares, que están vivos solo mientras están en autopoiesis. Este concepto tuvo gran trascendencia científica en el ámbito de la teoría de sistemas, no solo en la biología. Su influencia se extendió desde los estudios evolutivos hasta la cibernética, la sociología y el lenguaje.
La trayectoria del profesor Humberto Maturana incluye su paso por el University College London, en 1954, donde estudió anatomía y neurofisiología, gracias a una beca de la Fundación Rockefeller. En 1958 obtuvo el Doctorado en Biología de la Universidad Harvard, en Estados Unidos. Entre 1958 y 1960 se desempeñó como investigador asociado en el Departamento de Ingeniería Eléctrica del Massachussets Institute of Technology. En 1960 volvió a Chile para desempeñarse como ayudante segundo en la cátedra de Biología de la Escuela de Medicina de la Universidad de Chile. Entre 1965 y 2000 fue Profesor Titular del Departamento de Biología de la Facultad de Ciencias.
Entre las distinciones recibidas por el profesor Humberto Maturana se encuentran el McCulloch Award, de la American Society for Cybernetics, el Doctor Honoris Causa de la Free University de Bruselas, la medalla Abate Juan Ignacio Molina de la Universidad de Talca, y el Medal Gold de la United Kingdom Systems Society.
Dentro de sus libros publicados se encuentran “De máquinas y seres vivos. Una caracterización de la organización biológica” y “El árbol del conocimiento: las bases biológicas del conocer humano” (1984), ambos junto a Francisco Varela; “Biología de la cognición y epistemología” (1990); “La objetividad, un argumento para obligar” (1992), y “Transformación en la convivencia” (1999); entre otros.
En el siguiente video te compartimos unas de las reflexiones de Maturana en uno de sus pasos por la UdeC: