Por: Dr. José Luis Arumí Ribera
Ingeniero Civil Ph.D.
Director Departamento de Recursos Hídricos, Facultad de Ingeniería Agrícola, Universidad de Concepción
Investigador Principal Centro Fondap CRHIAM
El año 2023 nos permitió observar varios fenómenos que según las proyecciones de cambio climático irán ocurriendo frecuentemente en la zona central de Chile. Estos fenómenos climáticos se producen cuando aún no sabemos si ha terminado la mega sequía, que nos viene afectando desde hace mucho tiempo. Es importante dejar claro, que las lluvias del año pasado no significan que la mega sequía terminó, pues necesitamos más años lluviosos para poder decir que la superamos.
Durante el verano del 2023 se produjo un intenso Invierno Altiplánico que activó el viento Puelche, ese viento cálido y seco que sopla desde Argentina; produciendo las condiciones para que ocurriera el mega incendio que nos afectó.
Posteriormente y tras un otoño relativamente seco, nos golpeó un río atmosférico, que es un tipo de sistema frontal. Esto generó el temporal de fines junio de 2023, que produjo inundaciones violentas. Cuando estábamos recuperándonos del temporal de junio, nos pegó un segundo temporal a fines de agosto, también un río atmosférico, pero más intenso.
Ambas tormentas fueron cálidas, y muchos expertos dijimos que el verano iba a ser muy complicado porque no había nieve acumulada a fines de agosto. Nunca más hago pronósticos, porque la naturaleza siempre me sorprende. En efecto, septiembre y octubre fueron meses lluviosos y fríos y nevó; contra todo pronóstico se acumuló nieve en la cordillera. O sea, esto demuestra la tremenda incertidumbre que tenemos sobre el clima.
A la incertidumbre que nos produce el cambio climático, le debemos agregar otros fenómenos que complican a la agricultura. Este año conocimos los detalles del Censo Agropecuario que nos sorprendió, con una reducción de casi un 18% de la superficie agrícola de riego, producto de la escasez hídrica, y de la pérdida de superficie agrícola por las parcelaciones. A nivel internacional, el conflicto de Ucrania redujo la producción mundial de cereales y el conflicto en el Mar Rojo afecta las vías de transporte marítimo. Todo eso, significa que enfrentamos escenarios inciertos para la seguridad alimentaria.
La agricultura de riego produce la mayor cantidad de alimentos en Chile, independiente de que sean para consumo local, o para exportación como parte de la globalización. Hoy por hoy, la agricultura enfrenta el desafío de producir alimentos más sanos y saludables para una población que crece y vive más años, con menos superficie agrícola y menos agua. Es entonces importante realizar acciones que nos permitan enfrentar este desafío, para asegurar la productividad de nuestra agricultura y la seguridad alimentaria.
La buena noticia es que estamos trabajando silenciosamente para que esto ocurra, incorporando buenas prácticas agrícolas, mejores tecnologías de riego y de distribución de agua. Un ejemplo destacado es la introducción de telemetría y compuertas automáticas en ríos como el Ñuble y el Diguillín.
En un país con clima mediterráneo como Chile, nuestro principal desafío es asegurar el almacenamiento de agua, debido a las incertidumbres que generan los escenarios de reducciones de precipitación y disminución del manto nival. Para ello es fundamental la construcción de embalses. En resumen, considerando las incertidumbres que tenemos sobre el futuro, para garantizar la seguridad alimentaria, necesitamos agricultura de riego y para ello, Ñuble necesita embalses. Evidentemente, esos proyectos deben realizarse siguiendo los conceptos modernos para minimizar los impactos ambientales desfavorables. Por ello, espero que pronto tengamos buenas noticias sobre los proyectos que han sido tan largamente tramitados y que podrían ayudarnos a asegurar nuestra seguridad alimentaria.