Desde 1986, el profesor Luis Braga Iñiguez, docente del Departamento de Física de la Facultad de Ciencias Físicas y Matemáticas UdeC, estuvo a la cabeza de la organización de las Olimpiadas de Física, instancia que comenzó en Concepción como una cita regional, pero que, gracias su impulso, se consolidó como un evento de alcance nacional que, año a año, reúne a estudiantes de Enseñanza Media de todo el país con el objetivo de contribuir a incrementar el interés de los participantes y su entorno por el estudio de la física, permitir a estudiantes con intereses afines en esta área reunirse, intercambiar experiencias y establecer futuras redes de intercambio de información y establecer una integración efectiva entre científicos y profesores.
En una entrevista de 2017 al sitio web de la Facultad, el académico recordó que “gestamos en conjunto con algunas universidades las Olimpiada Regional y en 1991 echamos a andar por primera la Olimpiada Chilena de Física, hito que ha marcado una ininterrumpida atención a estudiantes”.
“Esta es una iniciativa reconfortante, sobre todo cuando observas a jóvenes que viajan dos horas para venir a competir un día sábado y ver sus caras sonrientes, te das cuenta que llevar a cabo las Olimpiadas de Física es importante y necesario”, era parte de lo declarado por el académico en ese momento.
En la actualidad, la UdeC es sede cada año de esta reunión birregional, con cerca de trescientos estudiantes buscando un lugar en la final nacional. El legado del profesor Braga y su obra queda demostrado en el hecho de que gran parte de los actuales tutores de este evento fueron participantes de ediciones anteriores y hoy se desempeñan como investigadores o académicos en este ámbito del quehacer científico, como el docente a cargo de la organización en la actualidad, Julio Oliva.
La labor del profesor Braga estuvo marcada por la búsqueda de nuevos talentos. En 1989, por ejemplo, como consigna el archivo del Mineduc, el académico ya se preguntaba si “¿Están los mejores egresados de la enseñanza media preparados para proseguir estudios universitarios en el área de las ciencias físicas y matemáticas?”, texto en el que expuso las dificultades “cognitivas y afectivas” que experimentan las y los estudiantes al ingresar a la educación superior.
La comumidad académica, y quienes fueron sus alumnos y alumnas, hoy lamenta su partida, pero reconocen la gran huella que dejó en el ámbito educativo y humano.