Un grupo multidisciplinario de científicos desarrolló una investigación basada en datos recogidos del trabajo en terreno en la provincia de Arauco, abordando los movimientos verticales de la superficie y alzamiento del litoral de esta zona, incluyendo a las islas Mocha y Santa María, y la relación de estos fenómenos con la ocurrencia de grandes sismos como los de 1960 en Valdivia y 2010 en Maule.
Un artículo sobre esta investigación fue publicado en la versión más reciente (47, n°2) de la revista especializada Andean Geology bajo en título Unexpected coseismic surface uplift at Tirúa-Mocha Island area of south Chile before and during the Mw 8.8 Maule 2010 earthquake: a possible upper plate splay fault coescrito por el académico del Departamento de Ciencias de la Tierra de la Universidad de Concepción, Dr. Jorge Quezada Flory.
Consultado sobre la motivación para realizar este estudio el Dr. Quezada Flory explicó que los inicios de las investigaciones se remontan a 2007, y que el interés surge en «relacionar los movimientos verticales asociados al ciclo sísmico de subducción y el alzamiento litoral holoceno en la zona de la Península de Arauco e islas Mocha y Santa María».
Además de Quezada, participaron en la elaboración del artículo Edilia Jaque y Alfonso Fernández, ambos del Departamento de Geografía, FAUG-UdeC; Arturo Belmonte de Departamento de Geofísica, FCFM-UdeC; además de Nicole Catalán, Dra. en Ciencias Geológicas de la UdeC; y Federico Isla del Instituto de Geología de Costas y del Cuaternario (Argentina). “La colaboración internacional con Federico Isla ha sido muy importante, él ha venido varias veces a dictar cursos y charlas a Geografia y ha hecho gestiones que permitieron datar a bajo costo sedimentos marinos de terrazas marinas”, detalla Quezada.
“Un año más tarde, el 2 de enero de 2011 ocurrió un terremoto de magnitud 7,1 en la zona de Tirúa-Isla Mocha y fuimos nuevamente a terreno constatando un nuevo alzamiento en la isla Mocha y subsidencia en Tirúa, indicando que la ruptura ocurrió en el plano de subducción”, relata el investigador y en cuanto a los principales resultados del estudio, destaca que “uniendo todos estos hechos, encontramos una explicación razonable, determinando la existencia de una falla cortical inversa entre Tirúa e Isla Mocha (Falla Tirúa -Mocha) cuya actividad comenzó después del terremoto de 1960″.
Respecto a nuevas líneas de investigación que podrían abrirse a partir de estos resultados, Quezada explica que “en la actualidad, los estudios de movimientos asociados al ciclo sísmico de subducción son liderados por la Geofísica y la Geodesia, pero es importante que sean chequeados por observaciones geológicas de terreno. Observaciones de terreno también incluyen marcadores antrópicos como puentes, muelles y muros donde se puede registrar la posición del nivel del mar antes y después del terremoto que corresponde a alzamientos o subsidencias co-sísmicas”.