El pasado 11 de marzo, y con sólo 36 años, Izkia Siches asumió como la primera Ministra del Interior de la historia de Chile. Había razones de sobra: un respaldo ciudadano que ganó tras recorrer varios rincones del país, en giras extenuantes que tenían el firme propósito de conquistar los votos indecisos para asegurar el triunfo de Gabriel Boric en la segunda vuelta.
Y su compromiso fue recompensado con la lealtad del mandatario, al nombrarla en el segundo puesto de poder más importante de su gobierno. Además, el Presidente la ha apoyado cuando su imagen ha atravesado situaciones desfavorables, mostrando –hasta ahora– total confianza en ella.
Nadie dijo que sería fácil. Según Lucas Serrano, director de la carrera de Administración Pública Advance de la Universidad San Sebastián (USS), el Ministerio del Interior siempre tiene un lado muy ingrato, pues “es un cargo donde hipotecan gran parte de su capital político”.
Una fallida visita a Temucuicui, erróneas declaraciones sobre un avión de migrantes que cuestionaban a la administración Piñera, un trabajador mapuche fallecido durante la última semana en Lumaco, y un Estado de Excepción “acotado” en la Macrozona Sur que algunos han calificado como una “derrota ideológica”, son parte de los temas que han puesto en jaque a la ministra.
Lesley Briceño, académica de la Facultad de Gobierno de la Universidad del Desarrollo (UDD), expone que “la persona que está a cargo de esta secretaría de Estado es la más visible después del Presidente (…) y en ese sentido había muchas expectativas”.
En tanto, para Paulina Pinchart, experta en marketing político y académica de la Universidad del Bío-Bío (UBB), “un ministro del Interior tiene que dar la confianza a la ciudadanía de que es capaz de mantener la seguridad pública”.
Esta semana se confirmó que la abogada Ana Lya Uriarte se sumará como jefa de gabinete de los asesores de Siches, para apoyar su desempeño y fortalecer el nexo con los partidos del oficialismo.
El factor Monsalve
Tras 16 años de trabajo parlamentario, Manuel Monsalve (PS) pasó al gabinete presidencial en calidad de subsecretario del Interior. Desde entonces, ha tenido un fuerte posicionamiento visitando varias veces la Macrozona Sur, como parte de los intentos que buscan enfriar los ánimos de violencia en el territorio.
“La imagen que ha salido de él en el tema de seguridad ha sido bastante adecuada para el gobierno”, dice Briceño, proyectando que ante un eventual cambio de gabinete, esas acciones podrían permitirle asumir como titular de la cartera.
En tanto, Pinchart agrega que el liderazgo de Monsalve no requiere mayor análisis, pues el conocimiento de esta zona es uno de los principales elementos que sustentan su manejo político.
En contraposición, Serrano tiene una mirada más crítica, pues considera que si bien “la figura de Monsalve se ha potenciado bastante, en ningún caso significa riesgo para Siches”.
Cabe recordar que el socialista fue el primer funcionario del actual gobierno en asumir su cargo, con el propósito de preparar las formalidades del cambio de mando.
Rectificar el rumbo
La política no es una ciencia exacta. Lo que para algunos es un buen desempeño, a ojos de otros resultará completamente insuficiente. Lo cierto es que los especialistas consultados en este artículo coinciden en que la ex líder del Colegio Médico aún está a tiempo de rectificar el rumbo y poner todas sus capacidades al servicio de una gestión que es perfectible.
En palabras de Pinchart, “no se puede tener permanentemente en el país un ministro del Interior que esté en entredicho”.
¿Cómo dejar atrás los desaciertos? Lesley Briceño sugiere que Siches “requiere un liderazgo claro, pero no solamente eso, sino que también la capacidad de articular la estrategia del gobierno”.
Andrés Chadwick fue el «hombre de hierro» del Presidente Piñera, Víctor Pérez destacó por una larga trayectoria política, y Rodrigo Delgado contaba con una amplia experiencia municipal. Todos sellos distintos que dan cuenta que no ha habido una fórmula perfecta, por lo que, según Serrano, “como país todavía no hemos definido cuál debiese ser nuestro perfil de ministro del Interior, sobre todo, porque es el encargado de la seguridad pública”.
Han pasado sólo dos de los 48 meses de gobierno, y Siches tiene por delante la difícil tarea de usar su destreza política para abordar las problemáticas migratorias, de la Macrozona Sur y delincuencia que están instaladas de lleno en la contingencia.