La semana pasada se inició la licitación de 25 buses eléctricos del “Programa Especial de Fomento a la Electromovilidad”, que busca fortalecer las energías limpias en el transporte regional. La inversión alcanza los 7.700 millones de pesos y considera el Centro de Carga destinado a las baterías de los vehículos.
Sobre la iniciativa, cuya adjudicación se proyecta para inicios del próximo año, Juan Antonio Carrasco, presidente de Efe Sur, expuso que se trata de “un hito importante, puesto que las regiones hemos estado muy fuertemente rezagadas respecto a las mejoras tecnológicas en los estándares de servicio de buses”.
Lo que antes parecía muy lejano, ahora está cada vez más cerca de ser una realidad para el Biobío.
“La tecnología se tiene que adaptar a la realidad que tenemos”, dijo Carrasco, agregando que “es factible tener una flota importante de buses eléctricos. La pregunta más bien es cómo técnicamente lo vamos adaptando y eso se ha ido pensando tanto en los tamaños, como también en las capacidades de carga de los buses”.
¿Por qué el concepto de electromovilidad se ha instalado con tanta fuerza? Se estima que las ciudades emiten el 70% de dióxido de carbono a nivel mundial, y una parte importante de esa cifra corresponde al transporte. Entonces, el uso de vehículos que utilizan la electricidad como fuente principal de energía, aparece como una respuesta al buscar una alternativa más sustentable.
En 2016 se puso en marcha el primer bus eléctrico en Chile y el crecimiento fue exponencial: en 2021 Santiago tenía la flota más grande a nivel global, sólo superada por China.
Ese mismo año, el gobierno de Sebastián Piñera lanzó la Estrategia Nacional de Electromovilidad, apostando que al 2035 se venderían solo vehículos eléctricos en Chile. ¿Será posible lograrlo? Carrasco, quien también es investigador de Cedeus, es optimista en ese aspecto.
Aunque se posiciona como un gran avance, la electromovilidad parece no ser la solución a todos los problemas de congestión vehicular del Gran Concepción. En ese punto, el académico del Departamento de Ingeniería Civil de la UdeC plantea que el avance tecnológico debe ir de la mano con la capacidad ciudadana de programar viajes.
“Ese es el gran desafío desde el punto de vista de las políticas de transporte: la integración entre distintas miradas del Estado, pero que también tienen que ver con los privados”, explicó.
La electromovilidad es apta no sólo para autos y buses, sino que se extiende a otros medios de transporte eléctrico como bicicletas, motocicletas y camiones, entre otros.
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