Los aumentos de caudales en el Río Biobío, el Río Pichilo en Arauco, el Río Curanilahue, la Laguna Las Tres Pascualas en Concepción y el Estero Bellavista en Tomé, son solo una muestra de las complejidades que se han generado en los cuerpos de agua de la región, producto de los sistemas frontales que llegaron a la zona el martes.
A partir de ese panorama, el Dr. Jorge Gironás León, subdirector del Centro de Desarrollo Urbano Sustentable (CEDEUS), explicó que “cuando la lluvia tiene una magnitud importante se detonan muchos procesos que llevan a las crecidas y, posteriormente, a las inundaciones, pero está otro componente que es la ocupación territorial y el uso del suelo que muchas veces, desgraciadamente, no se ha llevado a cabo de la mejor manera”.
El profesor asociado de la Pontificia Universidad Católica de Chile (PUC) expuso que para enfrentar los desbordes “una de las cosas que tenemos que hacer es entender muy bien cuáles son las zonas inundables de los ríos, esteros, humedales y todos los cuerpos de agua con los que interactúa la ciudad. Una cosa es lo que se llama el cauce principal por donde en general va el río, pero tiene también su zona o planicie de inundación que es la parte que ocupan en los momentos de crecidas extremas”.
El investigador también se refirió a la importancia de un cambio de mirada en cómo se aborda el agua en las ciudades, pasando de verla como un problema a resolver a un recurso y valor que debe resguardarse. Los métodos convencionales de drenaje tratan a las aguas lluvias como un residuo que debe evacuarse rápidamente, lo que causa una alteración en el ciclo hidrológico que puede traducirse en un mayor riesgo de inundación, erosión y contaminación.
En respuesta a esa situación, Gironás profundizó en los beneficios de la propuesta de drenaje urbano sostenible, que permite “evitar sobrecargar el sistema en la medida que vas implementando el drenaje con el desarrollo urbano”.
Por último, el académico indicó que el problema de las aguas lluvias es complejo, porque “no te afecta en la medida que no estas expuesto”, entonces “es más difícil que se sienta como una dificultad de todos, y más bien se aborda como problema local, lo que hace que sea más complicado avanzar a paso decidido en la política pública”.
Las precipitaciones intensas pueden causar problemas de inundaciones, debido al desequilibrio que se manifiesta en un momento y lugar dado el volumen hídrico a evacuar; en otras palabras, la oferta del cauce se ve superada por la demanda del cauce. Además, hay que tener en cuenta que dicha demanda no está compuesta sólo por agua, sino también por los sedimentos que transporta y arrastra, cuya proporción respecto del volumen hídrico, sumado a las variaciones en la capacidad de carga del curso de agua, va a influir directamente en la ocurrencia de los desbordes, abarcando sectores ribereños y planicies de inundación.
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Crédito foto: Facebook Curanilahue Noticias.