De visita en Chillán, donde expuso en el marco del 8° Congreso Internacional de Ingeniería Agroindustrial en la Universidad de Concepción, la Dra. Eve Crowley, representante regional adjunta de la FAO (Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación) para América Latina y el Caribe y representante de la FAO en Chile, apuntó a los principales desafíos desde el punto de vista de la inocuidad y del valor nutricional de los alimentos, de la agregación de valor y de la sostenibilidad de los procesos.
La tarea principal, afirmó, es “avanzar en la transformación de nuestros sistemas agroalimentarios hacia unos más sostenibles, inclusivos, eficientes y resilientes y esto no es un trabajo fácil en un contexto como Chile, marcado por una gran desigualdad, con problemas de vulnerabilidad climática, de inseguridad alimentaria y nutricional y con la segmentación del sector agrícola que existe”.
La Dra. Crowley visitó Ñuble para participar como expositora en el 8° Congreso Internacional de Ingeniería Agroindustrial, organizado por la Facultad de Ingeniería Agrícola (FIAUdeC) y el Centro de Desarrollo Tecnológico Agroindustrial (CDTA) de la Universidad de Concepción.
Respecto de los diecisiete objetivos de desarrollo sostenible (ODS) adoptados por todos los miembros de la ONU en 2015, advirtió que “hay algunos que se están estancando en Chile, incluyendo lo relacionado con cero hambre, con la conservación de ecosistemas terrestres y con la acción climática, donde se requiere un mayor esfuerzo”.
La representante de la FAO acotó, no obstante, que en el país “se ha avanzado en muchas áreas. Chile es el primer país de América Latina y 28° en el mundo en términos de logro de los ODS. Por ejemplo, se avanzó mucho y se sigue avanzando en la reducción de la pobreza, a pesar de que con la pandemia se revirtió la tendencia, pero, en general, es relativamente bajo. En temas de inseguridad alimentaria también se ha logrado disminuir bastante, aunque con la pandemia subió un poco y ahora tenemos 3,3 millones de personas con inseguridad alimentaria severa o moderada”.
Sobre este último punto, explicó que “no es un problema de las calorías, pero sí de la diversidad de lo que se come: comen mucho pan, pero no lo suficiente de otros alimentos. Tiene que ver con la disponibilidad, lo que no es un problema para Ñuble, que es una región agrícola; pero también se refiere al acceso económico, hay personas que no tienen la certidumbre de qué van a comer mañana, por la falta de recursos, por el aumento de precios”.
En el ámbito agrícola, añadió, otra meta es duplicar los ingresos de los pequeños agricultores. Frente a ese desafío, señaló que en Chile existe una diferenciación importante, donde los pequeños abastecen el mercado local y los grandes se enfocan en la exportación.
Además, subrayó que existe una alta desigualdad en el acceso (propiedad) a la tierra, “la más alta de Latinoamérica y el Caribe, pues el 96% de la superficie arable del país está en manos de los medianos y grandes agricultores (explotaciones de más de 20 hectáreas)”.
En paralelo, Chile es el país con mayor riesgo hídrico y uno de los más altos del mundo, “lo que es interesante, porque es el país con mayor cantidad de agua per cápita en la región, pero también tiene zonas con muy poca agua y la economía del país depende mucho del agua”.
Cadenas de valor
La Dra. Eve Crowley advirtió que, en el caso de la agricultura, no basta con mirar solamente el espacio agrícola, sino que también se debe mirar la vinculación con el entorno, que en el caso de Ñuble alberga una gran biodiversidad, donde las prácticas agrícolas podrían afectar variadas especies en peligro de extinción, como el queule o el huemul.
En ese contexto, destacó el proyecto +Bosques, que ejecuta Conaf, y que en la Región de Ñuble comprende trabajos en áreas de forestación, restauración ecológica, manejo sustentable de bosques y prevención contra incendios, dentro de 1.500 hectáreas, entre 2021 y 2026.
Mirando la cadena de valor de los alimentos, la profesional apuntó a desafíos desde el punto de vista de la inocuidad y del valor nutricional de los alimentos, de la agregación de valor y de la sostenibilidad de los procesos, dado que muchas veces implica cadenas largas, porque Chile es un exportador neto de alimentos.
La Investigadora precisó que la agricultura es responsable del 10,5% de las emisiones de gases de efecto invernadero, y si se considera toda la cadena de valor de los alimentos, su aporte sube al 30% en Chile.
“No es menor, tenemos que asumir esto, y una forma de hacerlo es a través de circuitos más cortos. Creo que hay una gran oportunidad aquí en Ñuble, que tiene una capacidad de producción, de fortalecer la vinculación de los productores campesinos con los consumidores urbanos de la zona, lo que permite a los consumidores comprar más barato, y a los productores, ganar más plata, porque se prescinde de los intermediarios. Los circuitos cortos, además, tienen una menor huella de carbono”, explicó.
De igual forma, relevó el programa de alimentación escolar de Junaeb como otra gran oportunidad de mejorar la calidad de la alimentación de los menores y potenciar la producción campesina local.
El 8° Congreso Internacional de Ingeniería Agroindustrial fue organizado por la Facultad de Ingeniería Agrícola (FIAUdeC) y el Centro de Desarrollo Tecnológico Agroindustrial (CDTA) de la Universidad de Concepción.
En el marco de su visita, la Dra. Crowley sostuvo, además, encuentros con el gobernador regional, Óscar Crisóstomo; con el seremi de Medio Ambiente, Mario Rivas; y con el director de Conaf Ñuble, Renzo Galgani.