Por: Dr. Ricardo Barra Ríos. Director Centro Eula, Investigador Centro CRHIAM e Instituto Milenio SECOS, Académico Facultad Cs. Ambientales UdeC.
Con el lema “Reimagina, recupera y restaura” se lanza este 5 de junio una nueva edición del Día Mundial del Medio Ambiente, que este año nos encuentra en medio de una de las mayores crisis sanitarias a la que nuestra generación se ha enfrentado.
¿Pero qué comprende en ese contexto el lema de este año? Significa que tenemos la capacidad como especie humana de reimaginar un mundo que restablece las paces con la naturaleza, y que además es capaz de revincularse y reformular sus estrategias de desarrollo, para lograr mejores condiciones de bienestar para todos sin sacrificar la naturaleza y los bienes que nos provee.
Porque recuperar es también una obligación para reducir nuestra huella en el planeta, que signifique un diseño inteligente de bienes y servicios que nos provee la economía, hacia un modelo que respete los ritmos de la naturaleza permitiéndole regenerarse sin deteriorar la capacidad que tiene para hacerlo. Restaurar es volver a tejer nuestra relación con la naturaleza, ampliar las áreas de protección natural, y rehabilitar aquellas dañadas. También prevenir el crecimiento poco sostenible sobre áreas naturales tan importantes como los humedales y cuerpos de agua.
Ejemplo de ello es que Chile se sobregiró el pasado 17 de mayo, agotando todos sus recursos renovables de este 2021, siendo el primer país latinoamericano en alcanzar este triste registro. No se puede generar mayor riqueza, sin poder
establecer las condiciones mínimas para una repartición más equitativa de los beneficios que esta genera.
En ese escenario, en este urbanizado Siglo XXI la gran batalla de la sostenibilidad se va a dar en las ciudades, ya que hoy más de un 87% de la población de nuestro país vive en áreas urbanas. Por esta razón dotar a las urbes de una mejor planificación, de oportunidades para el encuentro entre la sociedad y la naturaleza, como las áreas verdes urbanas, van a ayudar a mitigar los impactos negativos del cambio climático y la contaminación atmosférica.
Como ya se indicó en el último reporte ONU, para hacer las paces con la naturaleza las vías de solución están disponibles. Para ello necesitamos voluntad, recursos y educación, además de una verdadera preocupación por mejorar el ambiente.
Finalmente y atendiendo a la contingencia política nacional, esta fecha también nos da la oportunidad de que prontos a definir la elección de nuevo gobernador(a), exijamos a ellos una mirada con un eje puesto en la sostenibilidad, con una mirada de desarrollo que ponga en su centro el bienestar de las personas, en armonía con la privilegiada naturaleza con que convivimos en nuestra región.
Un componente central para alcanzar el sueño del desarrollo sostenible es la educación, que como todos sabemos especialmente en estos tiempos de pandemia, hoy está en una profunda crisis. Así, los esfuerzos para una educación
de calidad son también parte de las metas desarrollo sostenible, tal como la necesaria inversión en el conocimiento y la construcción de capacidades humanas que nos van a permitir alcanzar estos ambiciosos objetivos.
Porque todos los problemas que enfrentamos hoy en día tienen solución, el tema es entonces la decisión de no tomar el camino más corto y económico, sino el más sostenible.