Por: Cristina Gil, directora Centro Barlovento.

 

Según cifras del Banco Mundial, 85 millones de personas en América Latina y el Caribe tienen algún tipo de discapacidad, lo que equivale a 14,7% de la población total.

Desde hace 30 años, cada 3 de diciembre se conmemora «Un día para todos» para que logremos reflexionar y dejar de mirar a las personas con discapacidad desde el asistencialismo y reconozcamos que muchos de ellos pueden realizar labores de manera autónoma y productiva según sus capacidades.

La Ley de Inclusión Laboral de Personas con Discapacidad 21.015, vigente en Chile desde 2018, creó espacios de trabajo que sin duda se vieron mermados por la pandemia. Las empresas, por tanto, deben volver a poner foco en reactivar la cuota que por obligación deben cumplir. Sin embargo, la invitación sigue siendo a ir más allá, para identificar las capacidades de cada persona y ofrecerles un trabajo digno como a cualquier otro colaborador.

Este 3 de diciembre también es una oportunidad para reflexionar sobre cómo incluir a las personas con discapacidad en otros ámbitos de la vida. Ejemplo de ello es la Ley N°20.422 que establece normas sobre igualdad de oportunidades e inclusión social de las personas con discapacidad, basando sus principios en vida independiente, accesibilidad universal, participación y diálogo social.

La pregunta es cuánto hemos avanzado en este ámbito, qué hemos construido como sociedad para ofrecerle a este colectivo que les permita tener una vida plena. Somos nosotros los únicos encargados de hacer de la inclusión algo concreto desde la empatía y la humanización no solo un día al año, sino que todos los días.