Por: Karen Chandía Vásquez, Fonoaudióloga, Magíster en Salud Pública y Docente área lenguaje y habla en adultos UdeC
La vida es un proceso que surge desde que nacemos, pues al transcurrir los días, meses y años se van produciendo cambios en distintos niveles de nuestro cuerpo.
Si bien el envejecimiento es un proceso complejo asociado con el declive de ciertas habilidades, su significado varía dependiendo de la connotación que cada uno le otorgue y de la cultura donde está inmerso, los cambios más escuchados y perceptibles son los que ocurren a nivel físico y cognitivo, y en este último los comúnmente llamados “problemas de memoria”.
La Fonoaudiología por su parte se encarga de promover una de las habilidades centrales del ser humano: la Comunicación, que debe ocurrir de manera óptima y sin inconvenientes para lograr plantear nuestras inquietudes y necesidades en los distintos escenarios de la vida. Para que esto sea posible se deben trabajar distintas habilidades, entre ellas, las cognitivas que se necesitan para lograr conversar con un otro mientras está la televisión prendida o estamos cocinando, el recordar lo que íbamos a comprar al supermercado, el poder determinar los pasos que necesito realizar al levantarme por la mañana e iniciar así mi día, entre otros. Si bien estas habilidades disminuyen con el proceso normal de envejecimiento, se pueden tomar ciertas acciones para promover que esta disminución sea más lenta.
Algunos consejos o estrategias que se pueden ir incorporando en el diario vivir para llevar una vida lo más autónoma e independiente posible son: hacer rompecabezas, participar en grupos de discusión, leer, escribir, aprender a usar el celular y sus distintas funciones, jugar juegos de mesa, tocar algún instrumento musical, cantar karaoke, contar historias, hacer sopas de letras, sudokus, además de actividades que involucren recordar las otras etapas de la vida utilizando fotos, objetos, personas y momentos significativos.
Por otro lado, es importante considerar actividades para mantenerse activo, como los quehaceres del hogar, ejercicio, jardinear y bailar, sin descuidar el aspecto social con instancias que permitan asistir a eventos para conocer nuevas personas y compartir con amigos y familiares. La idea es que se efectúen de manera periódica, y de acuerdo a los intereses y capacidades de cada persona.
Para finalizar, es relevante recordar a las personas que conviven o tienen una relación cercana con cualquier persona mayor, que mantengan ambientes organizados, libres de excesivos distractores (como música fuerte o televisión encendida mientras se genera una conversación), además de utilizar frases simples, retroalimentar constantemente, asintiendo con la cabeza y mirando en todo momento a la persona para que así se sienta escuchada y considerada en la interacción, darle el espacio para hablar y que pueda transmitir el mensaje que desea, siempre incentivando a la comunicación y participación social, y con ello su bienestar y calidad de vida.