Ana Araneda
Jefa de carrera TNS en Medioambiente
Instituto Profesional Virginio Gómez
La nueva figura del gobernador regional apoyado legítimamente por la ciudadanía, es un hito histórico en nuestro país y abre una importante ventana hacia la descentralización. Este aspecto ha sido criticado constantemente por la OCDE (Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos) por el excesivo centralismo que ha limitado el crecimiento y equidad en las regiones de nuestro país.
Mucho se ha dicho que las atribuciones del gobernador son limitadas y que, además, debe compartir con el delegado presidencial. Sin embargo, la administración del Fondo Nacional de desarrollo regional (FNDR), la elaboración de planes de ordenamiento territorial, políticas regionales en diversos temas y una articulación pública de las demandas agregadas de los municipios y actores regionales, son responsabilidades que abren nuevos mecanismos para el buen vivir administrativo, social y económico regional, pero ¿qué pasa con lo ambiental?
El patrimonio natural de la Región del Biobío sin lugar a dudas es un reservorio biológico, siendo parte de un Hotspot o punto caliente de biodiversidad reconocido a nivel mundial, zonas de surgencias oceánicas y arraigo territorial de nuestros pueblos indígenas junto a la hermosa cuenca hidrográfica del río Biobío. Paralelo a ello, generamos el 10% del producto interno bruto del país a través de grandes sectores productivos como el forestal, pesquero y energético entre otros, sumando a ellos, conflictos socioambientales, provincias declaradas zonas de rezago y comunas calificadas como zonas de sacrificios.
El escenario es complejo, sobre todo cuando los proyectos de inversión y el crecimiento económico siguen basándose en la extracción de los bienes naturales, cuyos plazos logran concretarse en un promedio de 10 años. A ello se suma la presión de los 4 años de mandato de los gobiernos de turno para llevar a cabo sus agendas y no podemos dejar de mencionar la participación ciudadana, que cada día ejerce más presión en la toma de decisiones de sus propios territorios.
El llamado que realizaron los High Level Climate Action Champion de la COP 25 y COP 26 en la cumbre empresarial más importante de la zona centro sur de Chile, EREDE, celebrado el pasado 06 de octubre con su eslogan “Si no es ahora, cuándo”, fue precisamente mirar a la sostenibilidad más allá de una oportunidad, sino, como una urgencia. Lograr la reducción de las emisiones de carbono involucrando a las empresas, ciudades y sociedades bajo el sello de la colaboración.
Los desafíos y grandes oportunidades que tiene nuestro líder regional sobre las responsabilidades ambientales son importantes y decisivas, y deberían ir de la mano con el traspaso de competencias desde el centralismo en mancomunión con los territorios, patrimonios culturales, naturales y, por qué no, trabajar en un programa ambiental que involucre a la Estrategia de desarrollo regional.