El interés por descubrir cualquier aporte para combatir la pandemia se extendió tan rápido como el mismo virus. Desde el 3 de marzo, día en que se confirmó la presencia de casos positivos en el país, el mundo científico nacional se ha concentrado en el intento por poner freno al coronavirus, y las universidades han apoyado con su mejor arma: la generación de conocimiento e investigación.

A más de 19 mil kilómetros de la ciudad china de Wuhan, donde se reportaron los primeros contagios de Covid-19, los cuatro planteles que integran el CRUCH Biobío-Ñuble trabajan arduamente en la puesta en marcha de proyectos que han contribuido con soluciones en distintas áreas. De esta manera, las Universidades de Concepción, del Bío-Bío, Técnica Santa María y Católica de la Santísima Concepción sortean la tarea más desafiante de colaboración institucional desde el 27 de junio de 2019, fecha en que firmaron el acta para constituirse como sección regional.

A menos de un año de oficializar su asociatividad, hoy dan cuenta del compromiso con los territorios y sus comunidades, y -de paso- se inscriben como personajes dignos de recordar, cuando en el futuro se cuente la historia de cómo se enfrentó en Chile la emergencia sanitaria más grande del último siglo.

Los rectores Christian Schmitz (UCSC), Darcy Fuenzalida (USM), Carlos Saavedra (UdeC), y Mauricio Cataldo (UBB) dieron origen al CRUCH Biobío- Ñuble.

Aporte científico con sello regional

Las cuatro instituciones locales que integran el Consejo de Rectores de las Universidades Chilenas han actuado para contrarrestar los efectos del virus y, cada día, la lista con las iniciativas resulta más larga.

Una plataforma gratuita de telemedicina, laboratorios de apoyo para la detección de Covid-19, un respirador desarrollado junto a Asmar, un desinfectante líquido para alimentos y un prototipo antiviral en base a Interferón, son sólo algunos de los más de 40 proyectos impulsados por la Universidad de Concepción en este periodo.

En palabras de la vicerrectora de Investigación y Desarrollo (VRID), Dra. Andrea Rodríguez Tastets, “existen aportes que van desde el estudio del virus propiamente tal, hasta aspectos más tecnológicos en investigación aplicada”, agregando que la colaboración ha sido clave.

 

Rodríguez enfatizó que esta instancia -al igual que el trabajo desarrollado en las mesas convocadas por la Seremi de Ciencia, Tecnología, Conocimiento e Innovación de la Macrozona Centro Sur- ha permitido relevar la importancia del desarrollo científico y tecnológico local como base para un crecimiento sostenible en el tiempo.

 

La Dra. Mónica Tapia Ladino, vicerrectora de Investigación y Postgrado de la Universidad Católica de la Santísima Concepción (UCSC), coincidió en el rol articulador del Ministerio de Ciencia en este periodo y destacó que la colaboración se ha dado en soluciones muy concretas, como -por ejemplo- en los laboratorios de diagnóstico de Covid-19, en que equipos del plantel y profesionales de la UdeC trabajan coordinadamente.

 

Para contener la emergencia, entre otras medidas, la UCSC está empleando su Laboratorio de Biomedicina, académicos de Ingeniería han elaborado implementos de protección con impresoras 3D desde sus hogares, y también hay profesionales que han atendido a través de telemedicina a pacientes del Hospital Las Higueras de Talcahuano.

Según la Dra. Tapia, el trabajo colaborativo ha sido fundamental para el desarrollo de investigación en las casas de estudio que integran el CRUCH Biobío-Ñuble.

En tanto, la Directora General de Investigación, Innovación y Emprendimiento de la Universidad Técnica Federico Santa María (USM), Dra. Lorna Guerrero, expuso que la entidad se ha enfocado -por ejemplo- en analizar cómo impacta el material particulado y la contaminación ambiental en la proliferación del coronavirus, el desarrollo de membranas nanotecnológicas para el uso de mascarillas faciales, la creación de modelos para cuantificar el crecimiento real de la propagación mediante data del Minsal, la estimación de demanda de camas UCI, la elaboración de dos ventiladores mecánicos y equipos de protección personal para hospitales.

“Aunque la pandemia que nos afecta no es sólo un tema territorial, es importante la asociatividad y tiene gran valor cuando viene de la mano de universidades regionales”, mencionó.

 

En el actual contexto, la comunidad científica y académica de la UBB ha trabajado en el análisis de exámenes PCR en tiempo real para apoyar a la Red de Salud de Ñuble, el diseño de un sistema de inteligencia artificial para el diagnóstico radiológico del virus y la creación de protectores faciales desarrollados en tecnología 3D. Además, y en un esfuerzo institucional, impulsaron el concurso interno “Desafíos UBB Covid-19”, con el fin de financiar proyectos de innovación destinados a la prevención y control de la enfermedad.

En ese marco, el Dr. Luis Lillo, vicerrector de Investigación y Postgrado de la Universidad del Bío-Bío, concordó en que la asociatividad es una fortaleza para apoyar a los territorios durante la pandemia.

 

Cabe señalar que desde los primeros días de mayo, la presidencia del CRUCH Biobío-Ñuble pasó del rector de la UdeC, Dr. Carlos Saavedra, a su par de la Universidad del Bío-Bío, el Dr. Mauricio Cataldo.

El anhelo de descentralizar los recursos para la producción científica

Con la creación del Ministerio de Ciencia, Tecnología, Conocimiento e Innovación, por primera vez -en 2019- un proyecto de Ley de Presupuesto discutido en el Congreso consideró oficialmente recursos para el área. Sin embargo, Chile mantiene una inversión en esta materia que ronda el 0,38% del PIB, muy lejos del 2,4% promedio de la OCDE.

Una limitante que parece ser aún más palpable para quienes desempeñan esa tarea en regiones distintas a la Metropolitana. Sobre ese tema, la vicerrectora de Investigación UdeC sostuvo que se han dado pasos, pero queda mucho para lograr la descentralización del desarrollo científico del país.

“Esta alianza estratégica entre las universidades es otra forma de hacer fuerza y mostrar las competencias presentes en regiones, para que podamos subsistir y no depender exclusivamente de decisiones a nivel central, como ocurre hasta ahora”, puntualizó Rodríguez.

 

Desde la USM, la Dra. Lorna Guerrero coincide en que el financiamiento destinado para la Región Metropolitana es superior, indicando que la gestión del Ministerio de Ciencia y sus respectivas macrozonas podrían ser un aliciente para cambiar esta realidad.

 

Al respecto, la vicerrectora de Investigación de la UCSC agregó a la discusión que la emergencia sanitaria debería llevar a repensar otras fórmulas de redistribución de los recursos que permitieran emparejar la cancha en las regiones.

 

A todo lo anterior, el vicerrector de Investigación de la UBB agregó que las instituciones deberán enfrentar una reducción de fondos, debido a que la pandemia provocará que muchos recursos sean priorizados para otras actividades. Ante ese escenario, Lillo sugirió alinear las ventajas competitivas de las universidades regionales para evitar un desplome en la generación de proyectos científicos.

 

En lo que va de 2020 el Ministerio de Ciencia ha inyectado 5 mil 902 millones de pesos en iniciativas de innovación de interés público, innovación de elementos para protección personal, Un Respiro para Chile, Fondo COVID y StartUp Ciencia.

Con miras a futuro: Las lecciones de la pandemia

Las autoridades universitarias se refirieron también a los retos institucionales que la contingencia exige, considerando todos los cambios y consecuencias que se observarán una vez que se supere la etapa más crítica de la emergencia sanitaria en el país.

“La pandemia ha significado diversificar los temas de investigación, ha fortalecido la asociatividad y la capacidad de sobreponernos a situaciones difíciles, tanto de las instituciones de educación superior como de la sociedad y del mundo en general”, dijo la Directora General de Investigación, Innovación y Emprendimiento de la USM.

Al respecto, la Dra. Andrea Rodríguez comentó que el virus dejó al descubierto desafíos relacionados a infraestructura, recorte en los presupuestos y dependencia de tecnologías del exterior. Por ello, un rol protagónico en el desarrollo científico sería determinante para enfrentar los requerimientos de la sociedad.

 

La misión fundamental del CRUCH Biobío-Ñuble es fomentar la cooperación en todos los ámbitos del quehacer universitario, y coordinar la actividad académica, de extensión, investigación y vinculación con el medio, para aportar al desarrollo regional y nacional. Se suman también acciones para que el sistema universitario regional alcance mejores condiciones de aprovechamiento de los recursos humanos y materiales existentes en ambas regiones.