El sistema frontal que ha afectado a gran parte del país durante los últimos días ha generado diversas afectaciones en los hogares, desde daños provocados por la lluvia y la humedad en las viviendas hasta problemas ocasionados por el viento, como los cortes del suministro eléctrico.
Precisamente, hasta el mediodía de este martes 06 de agosto, solo en la región del Biobío se registraban más de 12 mil clientes sin energía eléctrica, y en algunos casos, durante varias jornadas.
Si bien son múltiples los aparatos que hoy funcionan con energía eléctrica y, por lo tanto, pueden sufrir daños con la interrupción del suministro, el almacenamiento y uso de remedios o fármacos que requieren refrigeración resulta vital para aquellas personas que, por ejemplo, requieren dosis diarias de insulina.
Al respecto, la directora del Departamento de Farmacia UdeC, Sigrid Mennickent Cid, destacó que, además de la insulina, también es necesario refrigerar algunos sueros y soluciones oftalmológicas, conocidos también como colirios.
La profesional señaló que los medicamentos que requieren refrigeración deben estar almacenados en la parte interior del refrigerador y no en la puerta, donde pueden variar o aumentar las temperaturas.
Si el corte de energía eléctrica es breve o menor a 1 hora, no sería necesario mover o sacar los fármacos del refrigerador y tampoco se vería afectada su eficacia. Sin embargo, en caso de que la interrupción del servicio sea prolongada, lo ideal es trasladar estos remedios manteniendo la cadena de frío, ya sea con neveras de camping o plumavit.
En el caso específico de la insulina, Mennickent explica que estos fármacos pueden permanecer algún tiempo fuera del refrigerador, siempre que hayan estado almacenados en frío previamente.
Por otro lado, en el caso de algunos antibióticos infantiles que se preparan en el momento, ya sea con agua hervida fría o destilada, éstos deben ser desechados por el riesgo de ineficacia e incluso de toxicidad.
Eso sí, la directora de Farmacia UdeC indicó que estos medicamentos deben ser devueltos, idealmente, al recinto hospitalario donde fueron recibidos o en el servicio de salud respectivo, para no generar una mayor contaminación, sobre todo en la red de alcantarillado.
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