El viernes 11 de noviembre de 1983, en el centro de Concepción, un hombre se prendió fuego frente a la Catedral penquista al grito de “quiero que la CNI libere a mis hijos” y cayó al suelo con más del 90% de su cuerpo calcinado.
Sebastián Acevedo Becerra era profundamente cristiano y también militante comunista, al igual que sus padres, al igual que sus hijos, y fue justamente esa tradición familiar la que llevo a los agentes de la Central Nacional de Inteligencia (CNI) a detener a dos de sus cuatro hijos. María Candelaria y Galo.
La detención de ambos se realizó el 9 de noviembre, y desde ese momento comenzó una búsqueda incesante para conocer el paradero de ambos, sin obtener resultados. La angustia y la desesperación fueron incrementando a tal punto que Sebastián decidió comprar 10 litros de bencina, repartidos en dos bidones, además de un encendedor, para buscar las respuestas que hasta el momento se le había negado.
Posteriormente, se paró frente a la catedral de Concepción y a viva voz pidió conocer el paradero de María Candelaria y Galo, amenazando que si alguien traspasaba una raya trazada en el piso, él se prendería fuego. Un carabinero no hizo caso, y como un hombre de palabra que era, hizo uso del encendedor, cayendo calcinado sobre la plaza de la Independencia, lugar donde hoy existe una placa con su nombre.
Su hija, María Candelaria fue liberada ese mismo día, alcanzando a despedirse de él a través de un citófono. El recuerdo de esa conversación de la hoy diputada por el Distrito 20, y su padre es así: “me dijo que cuidara a mi hijo, a mi hermano, que no dejara abandonada a mi madre y que lo perdonara”.
Conmemoración
A las 13 horas se realizó una letanía frente a la catedral de Concepción, oportunidad en la que familiares, y agrupaciones de derechos humanos recordaron con profunda emoción la memoria de Sebastián Acevedo Becerra.
En ese contexto, María Candelaria Acevedo señaló que “nuestro padre entregó su vida por la de aquellos que en ese momento estábamos siendo secuestrados y torturados por la Central Nacional de Inteligencia. Han transcurrido 39 años en los cuales de una u otra manera hemos trabajo en función de la verdad, la justicia, la memoria y la reparación”.
Agregó que, desde su perspectiva, aún falta mucho en materia de reparación, puntualizando que “el hecho de que nosotros pidamos, el hecho que exijamos verdad, justicia y reparación, no significa que tengamos odio o queramos revancha en contra del otro, sino que esperamos que las víctimas de DDHH, tengamos la verdad y la justicia que cada ser humano necesita”.
Galo, otro de los hijos de Sebastián dijo que ellos como familia buscan que “el pueblo de Chile, independiente de las situaciones políticas que se den, puedan tomar conciencia y que signifique un reestudio de las situaciones que se están dando y que no se pierda la memoria para que no vuelvan a repetirse hechos como los de la dictadura”.
Erica, la menor de los hermanos Acevedo Sáez, comentó por su parte que “es imprescindible que la memoria se resguarde, que se conmemore y es muy importante para nosotros que venga aunque sea una persona y que eso se mantenga. Es fundamental sentir que todo lo que hemos recorrido en esta vida de lucha, no sea en vano”.
En tanto a las 19 horas, en el frontis de la misma Catedral se exhibirá el documental, trabajo en el cual se retrata parte de la historia de Sebastián y sus hijos.
Finalmente, la diputada María Candelaria Acevedo llamó a darle celeridad a la implementación y desarrollo del plan Nacional de Búsqueda y Reparación que el gobierno anunció hace algunos meses, y que con esta instancia se logre “dar paz y tranquilidad a las cientos de familias que se vieron afectadas por la represión de la dictadura cívico-militar”.