El 12 de noviembre de 1874, bajo la presidencia de Federico Errázuriz Zañartu, se promulgó el Código Penal chileno, entrando en vigencia el 1 de marzo de 1875. El escrito se proyectó, fundamentalmente, sobre la base de sus predecesores español (1848) y belga (1867), y la redacción estuvo a cargo de un destacado equipo de juristas, presidido por Alejandro Reyes.
Nelson Villena, director del Departamento de Derecho Penal de la Facultad de Ciencias Jurídicas y Sociales UdeC, se refirió a la relevancia de este cuerpo normativo que está próximo a cumplir 150 años.
Debido a que los desafíos que enfrenta la ciudadanía hoy distan mucho de los que originaron la primera codificación, existe un constante cuestionamiento sobre cuán necesario es actualizarlo.
Sobre este punto, el abogado señaló que “es una materia súper debatida, que ha sido fuente de mucha discusión”, pero “no ha prosperado por la complejidad del tema a regular y porque no ha existido voluntad política para eso”.
En relación al “populismo penal”, entendido como un fenómeno mediante el cual distintos sectores políticos relacionan los problemas de delincuencia con la necesidad de endurecer la legislación, el académico mencionó que creer que la utilización de la sanción penal es el único mecanismo para resolver asuntos delictuales es “una solución muy simplista de las cosas”.
Agregó que “la delincuencia como fenómeno social tiene una multiplicidad de factores que inciden en ella y, está científicamente comprobado que el modificar la legislación no es suficiente para solucionar un problema tan complejo como ese”.
Finalmente, el especialista sostuvo que “la persecución penal no es un tema que tenga que resolver el Código o el Derecho Penal, es materia de capacitación de las policías, de recursos, del Ministerio Público”, añadiendo que “muchas veces fracasan no porque la legislación sea mala, sino que porque no hay una buena persecución en el sentido de mejores antecedentes”.
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Foto: utalca.cl