Tras días de trabajo, a partir del miércoles 4 de octubre se encuentra nuevamente habilitada la Cafetería de la Casa del Deporte, espacio de servicios de alimentación que se mantuvo con trabajos de remodelación durante 86 días corridos para renovar tanto la infraestructura interna del inmueble, como los insumos técnicos de cocina y aspectos estéticos del recinto.
Para explicar la relevancia de este hito, la coordinadora del Programa Cuidemos Nuestro Campus UdeC, Dra. Violeta Montero Barriga, entregó más detalles.
El trabajo de remodelación fue solicitado por la Dirección de Servicios Estudiantiles (Dise), repartición encargada de la administración de Casino Los Patos y cafeterías, y ejecutado por la Dirección de Servicios. De esta forma, la Universidad de Concepción, en el marco del programa Cuidemos Nuestro Campus y de los compromisos institucionales, puso a disposición de la comunidad estudiantil y de quienes visiten la Casa del Deporte, un sector adecuado, cómodo y con una amplia variedad de productos a la venta, mejorando y ampliando la cobertura de espacios de alimentación.
En cuanto a lo que significa la reapertura de la cafetería, la directora de Servicios Estudiantiles, Cecilia Pérez Díaz, destacó la importancia de su regreso.
La cafetería tiene una capacidad para 48 personas sentadas, ofrece productos comestibles y bebestibles para consumo directo, variedades de alimentación saludable, productos de bollería y, próximamente, servicio de almuerzo. La concesión de la cafetería la mantiene la empresa Nutriserv, bajo la supervisión de la Dirección de Servicios Estudiantiles.
Las obras principales se centraron en la remodelación del hall de atención de público (interiorismo) y de instalaciones de especialidades sanitarias, eléctricas, de gas y de climatización.
En cuanto a los trabajos realizados, Daniela Saavedra, arquitecta de la dirección de servicios, contó cómo fue trabajar en la obra y cómo se recuperó el piso original.
El área cuenta con un mural hecho por la arquitecta e ilustradora penquista, Cecilia Silva Sazo. La artista empleó la técnica de esmalte sobre muro de hormigón en una extensión de 3×8 metros y hace referencia a los luchadores Greugante y Damouceno, esculturas de autor anónimo que se encuentran en el exterior del edificio. De esta manera, se reconoce este símbolo del deporte y se honra el inconsciente colectivo penquista, sin atribuciones específicas de género en sus formas.