Por Felipe Bravo Tapia, presidente Banco de Alimentos Biobío Solidario
Los datos de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y Agricultura (FAO) señalan que cerca del 14% de los alimentos producidos se pierden entre la cosecha y la venta minorista. Lamentablemente, cerca del 17% de la producción total de alimentos a nivel mundial se desperdicia.
Un estudio de la Universidad de Talca (2011) dice que solo en Chile evidenció que un 26% de las personas reconoce comprar más alimentos de los necesarios, y el 95% de los encuestados reveló que botar comida acumulada en el refrigerador es una práctica normal. De hecho, un tercio de ellos dijo que bota comida al menos una vez a la semana.
Como Banco de Alimentos Biobío Solidario buscamos dar valor social a aquellos alimentos, aptos para el consumo humano, pero que han perdido su valor comercial debido a diferentes factores, tales como la cercanía de la fecha de caducidad o daños en su etiqueta o envase.
Desde nuestro nacimiento en 2014, hemos rescatado tres millones de kilos de alimentos, que han sido entregados a más de 60 organizaciones sociales, quienes son las encargadas de distribuirlas en sus comunidades, llegando a 31 mil personas en situación de vulnerabilidad social.
Junto con el rescate de los excedentes de la industria agroalimentaria, hay otros aportes que nos permiten funcionar. Mención especial se llevan nuestras empresas pilares que aportan económicamente para financiar la ejecución de nuestro Banco de Alimentos. A ellas, se suman las que conforman la red solidaria de transporte y aquellas que donan servicios.
El compromiso social de todas estas empresas es el que permite que, a través de la logística y del trabajo de nuestro equipo, podamos seguir siendo ese eslabón con diferentes organizaciones sociales de nuestra región y contribuyamos a mejorar la nutrición de sus beneficiarios, a pesar de los embates de la pandemia.
Es importante recordar que no fue hasta el 2009 que el destino de los alimentos retirados del mercado fue transformado. Antes, debían ser destruidos, y si las empresas deseaban donarlos a instituciones de beneficencia, tenían que pagar una multa. A partir de ese momento las empresas tienen la opción de entregar los alimentos no comercializables a organizaciones sin fines de lucro, y de esta forma pueden rebajar el valor costo del alimento, como gasto necesario para producir la renta líquida imponible de 1° categoría.
Actualmente, debido a modificaciones de la Ley N°21.210 se regula la deducción de gastos necesarios para producir renta, sancionando la destrucción voluntaria de materias primas, insumos o bienes que no pueden ser comercializados. Esto quiere decir que ya no es aceptable como gasto la destrucción voluntaria y se sanciona con Impuesto Único del 40%.
En estos tiempos, cuando el fantasma de la recesión económica no desaparece por completo y se están dando los primeros pasos a la reactivación, la inseguridad alimentaria es un tema pendiente en muchos hogares de la zona.
Es por ello que desde el Banco de Alimentos Biobío Solidario, el primero del sur de Chile, invitamos a las empresas de distintos rubros a sumarse a este puente fraterno, a contactarnos y no olvidar, tal como dice nuestro slogan, que “juntos, ayudar es fácil”.