Más de dos mil ensayos nucleares se registraron en el mundo entre la prueba Trinity liderada por J. Robert Oppenheimer en julio de 1945 –que sirvió para probar las bombas arrojadas un mes después sobre Hiroshima y Nagasaki– y septiembre de 1996, fecha en que la Asamblea General de las Naciones Unidas aprobó el Tratado de Prohibición Completa de Ensayos Nucleares (TPCE).
En dicho tratado, los estados parte se comprometen a no realizar ninguna explosión de ensayo de armas nucleares o cualquier otra explosión nuclear y a prohibir y prevenir cualquier explosión nuclear de esta índole en cualquier lugar sometido a su jurisdicción o control; asimismo, a no causar ni alentar la realización de cualquier explosión de ensayo de armas nucleares o de cualquier otra explosión nuclear, ni a participar de cualquier modo en ella.
Mientras entra en vigor, a la espera de la eventual firma y posterior ratificación de países con capacidad nuclear como Estados Unidos, China, Corea del Norte e India –Rusia se retiró de este tratado en medio de la guerra en Ucrania–, a nivel mundial se han instalado 321 estaciones de monitoreo para detectar este tipo de eventos. Como resultado, se ha reducido el número de ensayos nucleares y, además, se ha generado una potente base de datos, factible de utilizar con fines civiles y científicos.
Chile firmó este Tratado en septiembre de 1996 y lo ratificó ante las Naciones Unidas en julio del 2000. Desde ese entonces, como autoridad nacional, la Comisión Chilena de Energía Nuclear (CCHEN) da estricto cumplimiento a las obligaciones que emanan de estos contratos con siete de las ocho estaciones que forman parte del Sistema Internacional de Vigilancia del TPCE.
Además, este sistema se utiliza para fines de investigación en diferentes áreas del conocimiento, aprovechando los registros obtenidos de las estaciones sísmicas, hidroacústicas, de infrasonido, radionucleidos y gases nobles distribuidas alrededor del mundo.
Colaboración interinstitucional e interdisciplinaria
En ese contexto, la CCHEN y la UdeC firmaron un convenio de cooperación, que implica que esta casa de estudios superiores se integra como Extensión del Centro Nacional de Datos de la Comisión. El compromiso adquirido entre ambas instituciones impulsa el desarrollo de iniciativas conjuntas en diversas áreas del conocimiento, donde parte de los objetivos se orientan a la promoción y divulgación científica, como así también al desarrollo de proyectos de investigación sobre los océanos, desastres naturales, cambio climático, dispersión de contaminantes, inteligencia artificial, entre otros.
Con el objetivo de abordar el rol de Chile en el Tratado, el funcionamiento de las estaciones de monitoreo y el potencial que tienen los datos recolectados, en la UdeC se realizó un encuentro enfocado en investigadores e investigadoras de universidades e institutos del ámbito científico y político.
Paola García, encargada del Tratado de Prohibición Completa de Ensayos Nucleares en la Comisión Chilena de Energía Nuclear, explicó los alcances del convenio con la UdeC, relevando la importancia de la vinculación entre ambas instituciones.
García indicó que se trata de “la única oportunidad de entrada a este ámbito, si queremos potenciar que se utilicen las tecnologías nucleares, radiológicas y todo lo relacionado con el uso pacífico”.
En representación de la UdeC, el Dr. Jorge Carpinelli, director de Desarrollo e Innovación, afirmó que “como institución de educación superior, como universidad compleja y de carácter público, nos sumamos con mucho esfuerzo y entusiasmo a aportar científicamente a partir de la información que seamos capaces de recoger, en conjunto con la comunidad científica mundial y con la Comisión Chilena de Energía Nuclear en particular”.
El Dr. Carpinelli también se refirió al debate en torno a los usos de la energía nuclear y recordó que en Chile la discusión está enfocada principalmente en energías renovables no convencionales, pero que “la utilización de la energía que surge de los átomos tiene tremendo potencial, por ejemplo, en ámbitos como la generación de radioisotopos, con beneficios experimentales o a nivel medico”.
Uno de los científicos invitados a exponer respecto del uso de los datos y productos que se generan del Sistema Internacional de Vigilancia fue Sergio Barrientos Parra, director del Centro Sismológico Nacional de la Universidad de Chile.
El académico explicó que “el sistema de monitoreo de explosiones nucleares se han utilizado para investigar fenómenos atmosféricos y terrestres. Lo que podemos hacer es estimar el potencial tsunamigénico a partir de estos datos. Hay una cantidad de cosas que ni siquiera nos imaginamos que podremos descubrir a partir de estos datos que vamos adquiriendo”.
“Son fenómenos que uno quiere estudiar desde varias perspectivas, por lo que conversando y manteniendo los esfuerzos interdisciplinarios y entre distintas instituciones se puede obtener un resultado mucho mejor”, planteó el reconocido investigador.