Esta semana venció el plazo para inscribir ante el Servel las candidaturas que competirán por distintos cargos municipales y regionales en la elección de octubre próximo.

En el caso de la Gobernación Regional del Biobío, encabezada en su primer periodo bajo elección democrática por el ex DC Rodrigo Díaz Wörner, se inscribieron 5 candidatos y 3 candidatas: Luciano Silva, del Partido Social Cristiano; Fernando Peña, del Partido Republicano, Sergio Giacaman, por Chile Vamos; Augusto Parra, de Amarillos por Chile; Ana Araneda, de Demócratas; Mirtha Encina, del Partido de la Gente; Javier Sandoval, del Partido Igualdad; y Alejandro Navarro, por la Federación Regionalista Verde Social.

Precisamente, considerando que este es el primer periodo de un gobernador regional electo, para el analista político y director de Asuntos Públicos de Observa Biobío, Lucas Serrano, el proceso de instalación ha sido complejo, principalmente por “la poca capacidad de fiscalización, y lo pequeño o nuevo de esta institucionalidad”.

Eso sí, agrega Serrano, la figura “ya está instalada en el organigrama regional y nacional”, sin embargo, las falencias de la gestión “ponen en tela de juicio los recursos que se traspasan a las regiones, a través de la gestión de este cargo”.

En cuanto a los desafíos que tendrán que enfrentar los próximos gobernadores y gobernadoras, la analista y académica del Departamento de Administración Pública y Ciencia Política UdeC, Dra. Jeanne Simon, señala varios puntos a considerar, como la relación con los Seremis, que también manejan recursos sectoriales en temas de infraestructura, vivienda, salud y obras públicas entre otros.

Además, sostiene que “hay que superar” la competencia entre la Delegación Presidencial Regional y la Gobernación.

Otro desafío es generar “un trabajo colaborativo con los territorios”, sobre todo luego del Caso Convenios, donde se entregaron recursos a fundaciones que hicieron, precisamente, lo contrario. Asimismo, también es necesario “conectar con la estrategia de ciencia, tecnología, conocimiento e innovación”, además de avanzar en temas de transparencia.

En el caso específico del Biobío, independiente de quién resulte electo o electa, la futura autoridad regional tendrá que enfrentar “una situación muy compleja a nivel de fiscalización y auditorías, junto con generar protocolos de probidad y transparencia para evitar nuevos Casos Convenios”. Todo eso sumado a la propia gestión de los recursos, siempre insuficientes.

Finalmente, Serrano sostiene que la región del Biobío, dentro del contexto nacional, tiene un gran potencial industrial, universitario, corporativo y turístico, lo que puede ser aprovechado por las futuras autoridades regionales, encabezadas por el gobernador o gobernadora que triunfe en las elecciones de octubre.