¿Es posible estar científicamente seguro si una miel es de ulmo o quillay y así certificar su origen? La respuesta está en el polen, ya que es único en cuanto a forma según su especie, ya sea de ulmo, de quillay o de cualquier tipo de flor, incluyendo las melíferas. Justamente, la miel que se consume contiene residuos de polen, que pueden ser determinados y contados para obtener una estadística que nos permite saber a ciencia cierta de cuáles especies vegetales está constituida una determinada miel y si ésta es predominantemente de una especie, o bien, mixta.
Otra dificultad es determinar si la miel es pura o está adulterada con algún tipo de jarabe endulzante para aumentar su volumen. Las mieles falsificadas dañan notoriamente las condiciones de transparencia de los mercados, mantienen los precios internacionales a la baja, arriesgando al mismo tiempo la salud. Esto empuja al sector apícola a avanzar hacia estrategias de valor que permitan a los consumidores poseer alguna certificación científica que valide la calidad de las mieles.
Es por lo anterior que investigadores de la Universidad de Concepción (UdeC) y la Universidad San Sebastián (USS) trabajaron durante dos años en el proyecto “Desarrollo de un sistema optoelectrónico para detección y cuantificación de adulteraciones en miel producto de diluciones de jarabes endulzantes y su correcta determinación del origen botánico”, financiado por la Agencia Nacional de Investigación y Desarrollo (ANID) y que tiene como objetivo desarrollar una tecnología única en el mundo.
El Dr. Juan Pablo Staforelli, director del proyecto y académico de la UdeC, mencionó que se busca “desarrollar una tecnología optoelectrónica de un microscopio multiespectral con la capacidad de certificar el origen botánico de miel y cuantificar el grado de deformación espectral de mieles de alta pureza botánica, lo que servirá para reconocer adulteraciones”.
Por otra parte, el Dr. Pablo Coelho, director alterno del proyecto e investigador de la USS, indicó que “actualmente hemos logrado que el sistema tenga la capacidad de detectar la huella hiperespectral de la miel para determinar si existen jarabes artificiales agregados y además es capaz de reconocer distintos tipos de polen por medio de visión e inteligencia artificial”.
Incorporación de herramientas tecnológicas para optimizar la producción de miel
La palinología es una rama de la botánica que consiste en estudiar y determinar los granos de polen y esporas de especies vegetales, siendo la melisopalinología la encargada de estos estudios en mieles. Reconocer, determinar y contar granos de polen presentes en mieles requiere de gran cantidad de tiempo, pues se deben contar cientos de pólenes por muestra para poder llegar a una identificación válida, estadísticamente, en cuanto a determinar un origen mono, bi, o multifloral de estas mieles.
El Dr. Mauricio Rondanelli, investigador del proyecto y académico del Depto. de Cs. y Tecnología Vegetal del Campus Los Ángeles UdeC, indica que “el trabajo de determinar y contar granos de polen conlleva gran esfuerzo y dedicación de tiempo de los palinólogos y poder disponer de un sistema que permita la automatización del proceso y en conjunto determine la presencia o ausencia de jarabes endulzantes, constituye un paso enorme para la apicultura tecnificada en nuestro país”.
Samuel Carrasco, apicultor de Alto Biobío, sumó la urgencia de incorporar investigación y herramientas tecnológicas para mejorar la comercialización de la miel, es por esto que accedió a colaborar con sus productos cuando los investigadores le presentaron el proyecto.
Por otro lado, Misael Cuevas, presidente de la Federación Red Apícola Nacional, destacó que este es un proyecto innovador, que genera una solución rápida a un tema que es importante para los encadenamientos comerciales.
“Este trabajo incorpora distintas disciplinas de la generación de conocimiento y eso es muy importante para la cadena apícola. Creo que a través de este proyecto podemos llegar a establecer un sello, eso ayudaría mucho, sobre todo a la pequeña producción para penetrar tanto el mercado nacional como internacional”, mencionó.
Actualmente, el proyecto se encuentra finalizado en su etapa de prototipo y los investigadores están en búsqueda de financiamiento para seguir avanzando en este desarrollo tecnológico para llegar a un resultado final que sea patentado y que permita entregar el servicio a la comunidad de apicultores para poder certificar sus mieles.