Por: Rolando Hernández Mellado, rector Instituto Profesional Virginio Gómez.
Como país en vías de desarrollo, innovar es indispensable, especialmente aportando soluciones a las problemáticas del sector socio productivo. Si bien muchas respuestas pueden obtenerse a través de la academia, si no se transmiten y son implementadas a tiempo, este trabajo pierde parte de su objetivo. Por ello, se deben aunar esfuerzos y voluntades, desde diversos sectores, para lograr un funcionamiento óptimo.
Este año, fuimos pioneros como casa de estudios superiores no universitaria en ejecutar un programa de transferencia tecnológica y social, lo que nos permitió colaborar directamente en el desarrollo de la región, desde la educación técnico profesional, caracterizada por adquirir conocimientos y ponerlos en práctica en tiempos más acotados. Ese, es también nuestro aporte a la comunidad.
Con la misión dada por el programa, que es parte del Fondo de Innovación para la Competitividad Regional del Gobierno de la Región del Biobío, nos enfocamos en formular las herramientas necesarias que permitan organizar el funcionamiento y logística de los micro empresarios más tradicionales de nuestra cultura, quienes mantienen vivo el espíritu de los primeros centros de comercio en las ciudades de Los Ángeles, Talcahuano y Cañete.
Estos espacios, antaño fundamentales en el crecimiento de estas ciudades, fueron quedando prácticamente “a su suerte” a la espera de desaparecer. Ese es el destino que se quiere evitar, para lo cual realizamos acciones participativas a través de talleres de diagnóstico, construcción y validación de lo trabajado, en conjunto con los actores sociales que están convocados a ser parte de esta iniciativa.
Así, nos involucramos en un ecosistema de innovación, desarrollo y transferencia tecnológica que requiere un conocimiento profundo sobre las múltiples realidades que cohabitan, no sólo en las comunas donde este proyecto se desarrollará, sino que, en gran parte de nuestra región.
Para ello, es clave la formación vinculada a la realidad territorial que entregamos a nuestros estudiantes, pues sus experiencias nutren nuestro quehacer institucional, misión y nuestras acciones.
De esta experiencia rescatamos aprendizajes valiosos para un entorno de innovación y transferencia. La importancia de conocer a fondo la realidad que trabajaremos, a través de un diálogo constante y honesto con los actores involucrados, incentivándonos a explorar soluciones fuera de lo convencional, y la relevancia de contar con una estructura clara de trabajo, rigurosa, pero flexible, que permita construir confianzas y seguridades en los equipos fomentando el circuito de innovación a toda escala.
Somos conscientes de que una acción no será la respuesta a todas las necesidades, pero sí la forma de accionar, que puede ser replicada para que, colaborativamente, seamos capaces de accionar en beneficio de las comunidades, del sector socio productivo y, por sobre todo, de nuestro propio país. Como institución asumimos este compromiso y hacemos extensiva la invitación.