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Versátil, adelantada a su época, valiente en el escenario y capaz de romper el molde que hasta entonces se tenía de las cantantes. Mireya Cecilia Ramona Pantoja Levi, conocida simplemente como Cecilia, es eso y mucho más. A sólo pasos de los 79 años, este 2022 podría seguir dando las sorpresas a las que acostumbró a su público, y convertirse en la protagonista de una incomparable coincidencia: cumplir seis décadas de carrera y recibir el Premio Nacional de Artes Musicales.
Cecilia, el ícono
Hacia mediados de 1960, Cecilia era una de las estrellas juveniles más reconocidas, inscribiéndose dentro de las voces inolvidables de la Nueva Ola. Su talento no encontró límites, y se atrevió a incursionar en géneros tan diversos como bolero, tango, mambo, chachachá y rock’n roll. En 1965, con el título de su segundo long play como solista, llegaría el apodo que la acompaña hasta hoy: «la incomparable».
Para Rodrigo Pincheira Albrecht, periodista de cultura especializado en música popular, el estilo rupturista de la cantante provocó que cada uno de sus trabajos se vinculara a la −en ese entonces−, todavía esquiva modernidad.
El académico, que por estos días está concentrado en un proyecto Fondart en el que investiga sobre rockeras de Concepción y que incluye en uno de esos capítulos a Cecilia, la describe como “una intérprete muy dúctil, que fue capaz de abordar distintos repertorios, desde una canción de entretenimiento como ‘Puré de papas’, hasta otras más comprometidas, como grabaciones de ‘Gracias a la Vida’ de Violeta Parra y de la ‘Plegaria de un labrador’ de Víctor Jara”.
Y es que su actitud transgresora era capaz de abarcar todos los espacios.
Aunque la cantante escaló rápidamente hasta ser reconocida como un ícono, bajo la mirada de Nicolás Masquiarán Díaz, musicólogo y académico del Departamento de Música de la UdeC, la potencia de su faceta como intérprete y su puesta en escena, causaron tal revuelo que fueron capaces de opacar otras aristas.
Precisamente, ese sello atípico sigue siendo una inspiración, a sesenta años de que la artista debutara en los escenarios. Prueba de ello es que en mayo pasado se estrenó en el Teatro Biobío «Cecilia, una historia incomparable», un montaje que repasó los momentos más emblemáticos de su vida y que, con butacas llenas y el público aplaudiendo de pie al término de cada función, superó la expectativas del equipo realizador.
Así lo comentó Paula Barraza Cepeda, directora del musical, quien expuso que “nunca quisimos hacer imitación, buscábamos recoger el espíritu de cada época y de cada canción”.
Seis actrices tuvieron la difícil misión de personificar a la diva de la Nueva Ola, la misma que asistió a una de las presentaciones a disfrutar del homenaje, uno de esos que pocas veces se rinden en vida y que le permitió ser testigo de cómo su legado traspasó varias generaciones.
Raphael, Sandro y Rocío Dúrcal son parte de los artistas con los que la oriunda de Tomé ha compartido espectáculos.
La nominación
Una larga trayectoria respalda ese mensaje que Cecilia emitió al saber que su nombre sonaba fuerte para el Premio Nacional de Artes Musicales. La mujer que dio voz a canciones como “Baño de mar a medianoche” y “Aleluya” no oculta su ilusión y tampoco disimula el sentirse merecedora del galardón.
¿Qué posibilidades tiene de obtener el reconocimiento? Para Nicolás Masquiarán resultaría muy significativo que alguien como ella reciba la distinción.
La postulación es liderada por La Matria, plataforma que impulsa el trabajo de mujeres y disidencias en la música, siendo el segundo intento de una candidatura que en la última versión del certamen, hace dos años, no prosperó.
Otra vez la artista tiene el desafío de romper paradigmas, ya que −además de tener como fuerte contendor al pianista Valentín Trujillo−, en estricto rigor, el premio históricamente ha sido para quienes provienen del mundo docto o académico.
“Van generando una especie de filtro que considera a aquellas expresiones que están socialmente validadas y que se manejan dentro de ciertos círculos sociales específicos”, recuerda el musicólogo.
Ahondando en ese punto, Rodrigo Pincheira sostuvo que una de las explicaciones de esa tendencia ha sido precisamente visibilizar a aquellos creadores cuyo legado está lejos de la cultura popular, aunque opina que “lo que valida que una persona gane un premio es su propia obra, sea mediatizada o no, sea conocida o no. Creo que lo que vale es la obra por sí misma”.
El investigador agregó que “para salvar esa situación” se creó el Premio a la Música Nacional Presidente de la República, galardón anual que se entrega en las categorías de música popular, de raíz folklórica y clásica, además de Edición Musical y Producción Fonográfica. Cecilia lo obtuvo en 2016.
El premio
En 1992 se promulgó la Ley N° 19.169, que establece la entrega de los Premios Nacionales en once ámbitos y en 2018 se produce un cambio, cuando Literatura, Artes Musicales, Artes Plásticas y Artes de la Representación y Audiovisuales, fueron otorgados por primera vez por el Ministerio de las Culturas, las Artes y el Patrimonio, según lo estableció la Ley N° 21.045 que creó esta nueva institucionalidad.
Sin embargo, los Premios Nacionales existen desde 1942, año en el que se crearon las nominaciones de Literatura y Arte, a las que luego se sumaron otras disciplinas, como Periodismo e Historia, tal como explica Nicolás Masquiarán.
Desde 1992, el premio al que aspira la ídola pop se ha entregado 15 veces y sólo en cuatro oportunidades ha sido para una mujer. Además, ha recaído principalmente en personalidades de Santiago, pero pocos trofeos han llegado a las manos de artistas de regiones.
Un elemento que según Rodrigo Pincheira no deja de ser atractivo, pues todavía muchos se cuestionan cómo la artista nacida en Tomé encendió la chispa de una carrera tan explosiva, que hoy la tiene a la espera de saber si su excelencia, creatividad y aporte son meritorios para inscribirse en la selecta lista de los Premios Nacionales.
En esta versión la decisión corresponde a Rosa Devés, rectora de la Universidad de Chile (o quien designe en su representación); Miryam Singer, última galardonada; Aliro Bórquez, rector de la Universidad Católica de Temuco y designado por el Consejo de Rectores; Andrés Maupoint, representante de la Academia Chilena de Bellas Artes; y Daniela Millaleo y José Manuel Izquierdo, representantes del Consejo Nacional de las Culturas, las Artes y el Patrimonio.
La Ministra de Cultura, Julieta Brodsky Hernández, quien también integra el jurado, se refirió al cronograma, adelantando que durante septiembre se revelarán los nombres de quienes triunfaron en cada categoría, siendo acreedores de un monto en dinero y una renta vitalicia.
Cecilia no espera el resultado con los brazos cruzados. Aunque no ha confirmado fechas, pretende reencontrase con el público en su lugar favorito: el escenario.
Ilustraciones: La Matria