Por: Carola Rubia, directora ejecutiva de Fundación Descúbreme
El Día Internacional del Trabajo nos invita a detectar las brechas que hay en materia de derechos e inclusión laboral. Por esto, es relevante recordar que en Chile hace dos años entró en vigencia la Ley de Inclusión Laboral 21.015, la que establece que las empresas u organismos del Estado con 100 o más trabajadores deben reservar el 1% de sus empleos para personas con discapacidad o asignatarias de una pensión de invalidez.
Lo anterior adquiere mayor relevancia ya que, según datos entregados por la Dirección del Trabajo, se han celebrado un total de 22.906 contratos, de los cuales 19.303 continúan con una relación laboral vigente a febrero 2020. El 82,5% corresponden a personas con discapacidad y el 17,7% a quienes reciben una pensión de invalidez. En promedio, una persona con discapacidad con contrato vigente bajo la Ley de Inclusión laboral recibe una remuneración imponible de $563.994 de invalidez.
Si bien estas cifras dan cuenta de considerables avances en la inclusión laboral, frente a la pandemia por COVID-19 necesitamos estadísticas desagregadas y actualizadas que nos permitan apoyar a los distintos sectores en sus procesos a la diversidad e inclusión desde nuestro rol como sociedad civil. Construyendo en la búsqueda de nuevas herramientas y soluciones que mitiguen los efectos y consecuencias económicas de este virus en las personas con discapacidad cognitiva.
El teletrabajo es una de las medidas que permite dar continuidad a la inclusión laboral, por lo que es importante garantizar a las personas con discapacidad las oportunidades del trabajo remoto. Sin embargo, es crucial que las empresas entreguen las herramientas necesarias de apoyo a sus trabajadores para eliminar las barreras laborales que puedan existir en sus hogares. Hay una serie de aplicaciones, softwares y sistemas operativos que cuentan con funcionalidades de accesibilidad que permiten facilitar la visión, la audición y la concentración, entre otras cosas.
Esta emergencia sanitaria no solo nos está forzando a romper con nuestros paradigmas, sino que nos da la oportunidad para seguir transformando el mundo del trabajo en uno inclusivo. Así nos sumamos al llamado que este año realiza la Organización Internacional del Trabajo a través de la consigna “nadie se quede atrás, ni ahora, ni nunca”, garantizando los derechos laborales, apoyando las medidas que promuevan la igualdad laboral y entregando una comunicación accesible e inclusiva a las personas con discapacidad cognitiva.