En el Día Mundial de la Naturaleza, y luego del último reporte presentado por el IPCC llamado “Cambio climático 2022: Impactos, adaptación y vulnerabilidad”, donde personas expertas catalogan la crisis climática como un atlas de sufrimiento humano, el Instituto de Ecología y Biodiversidad recalca la urgencia de asegurarnos un futuro habitable y afrontar la crisis de diversidad biológica que vivimos en nuestro territorio.
Este informe afirma que el cambio climático es una amenaza para el bienestar humano y la salud del planeta, y que cualquier nuevo retraso en la acción global hará perder una breve ventana fundamental para actuar ante la vida sustentable en la Tierra. Fenómenos como las sequías, inundaciones, inseguridad alimentaria, incendios y olas de calor, entre otros, serán cada vez más frecuentes y de mayor amplitud.
Al respecto, el director del IEB, Dr. Aníbal Pauchard, sostuvo que “el informe acentúa los impactos y cómo se pueden generar estos ciclos que serían incluso más perversos en la degradación de ecosistemas y en el aumento del cambio climático y sus consecuencias. Es de vital importancia entender que el cambio climático no es estático, sino que puede ser un espiral que finalmente desemboque en un efecto negativo altísimo para el ser humano”.
Para el investigador, una de las maneras de adaptarse tiene relación con la resiliencia de la naturaleza, mejorar la captación de carbono y, a su vez, tener ecosistemas que permitan, a largo plazo, sustentar mejor la vida del ser humano. “En estos informes se muestra que cada vez el cambio climático y la biodiversidad se están viendo como dos caras de la misma moneda. Su interfaz está mucho más integrada, considerando cómo responden las personas a estos cambios. En ese contexto, es urgente hacer frente a la gran crisis de biodiversidad que existe a nivel global”, destacó Pauchard.
Por otro lado, María José Martínez-Harms, investigadora del IEB y ecóloga del paisaje, explica que “la adaptación climática, entendida como el proceso en el que los humanos y la naturaleza se ajustan al cambio climático para minimizar el daño, es un asunto urgente. Existen opciones efectivas de adaptación que se pueden poner en práctica. Las soluciones climáticas que funcionan son las que van en favor de la naturaleza y deben ser a largo plazo, abordando múltiples riesgos al mismo tiempo, e incluyendo a los grupos afectados, especialmente, pueblos indígenas y comunidades locales”.
La investigadora señala que las personas necesitan de la naturaleza para vivir, tener trabajo y medios de subsistencia y que, para ello, se requiere proteger entre el 30% y 50% de la Tierra, con énfasis en aquellos lugares donde la naturaleza es saludable ahora.