El Santuario La Lobería, uno de los principales símbolos de Cobquecura, cumple 30 años en el resguardo de la flora y fauna de la zona. En este contexto, se dio inicio al operativo de rescate de las nuevas crías de lobos marinos, que llevarán a cabo voluntarios especialmente capacitados para esta labor.
La cita contó con la presencia del delegado presidencial de Itata, Daniel Andrades; junto al alcalde de Cobquecura, Julio Fuentes, el director regional de Sernapesca Ñuble, René Vega, el presidente nacional del Comité Pro-Defensa de la Flora y Fauna (Codeff) Luciano Pérez; y el profesor titular del Departamento de Oceanografía de la Universidad de Concepción, Renato Quiñones, además de representantes de la Armada de Chile y Carabineros.
El delegado presidencial recordó que sólo entre enero y febrero nacen alrededor de un centenar de lobitos a la costa y que «por ello es importante este trabajo que se está realizando con la Delegación, el Municipio, la Universidad de Concepción, Sernapesca y Codeff, quienes rescatan a estos lobitos, los ponen a resguardo y los devuelven a las rocas para que puedan sobrevivir».
Reproductor de audioLas autoridades recomendaron a las personas no manipular las crías de lobos marinos si se encuentran con ellas y contactar de inmediato a Sernapesca o la autoridad marítima.
Reproductor de audioEl alcalde valoró el esfuerzo que se hace por preservar este santuario de la naturaleza, el principal patrimonio de la comuna, y solicitó que las personas no intenten ingresar a los roqueríos de La Lobería.
Reproductor de audioEn la playa de La Lobería, Sernapesca Ñuble tiene acondicionado un corral para que las crías de lobos marinos rescatadas por los voluntarios de Codeff y la Universidad de Concepción puedan descansar.
El Profesor Titular de Oceanografía de la Universidad de Concepción, Renato Quiñones, explicó la importancia de este procedimiento para preservar a los lobos marinos.
Reproductor de audioFinalmente, Luciano Pérez, presidente nacional de Codeff, indicó que «lo que hacemos nosotros es generar un espacio de tranquilidad, para que recuperen energía y puedan volver por sus propios medios a sus madres. Cuando son muy pequeñas, a veces no tienen tanta práctica en nadar, por lo que llegan agotados».