La caligidosis es una enfermedad causada por un ectoparásito conocido como piojo de mar (Caligus rogercresseyi), la que genera grandes pérdidas en la industria del salmón en Chile. En la actualidad, la enfermedad es tratada principalmente mediante la aplicación de drogas antiparasitarias, para las que se ha reportado perdida de eficacia en los últimos años.
Lo anterior estaría a punto de cambiar, pues según un reciente ensayo experimental realizado en salmón Atlántico, la vacuna “IPath®”, creada por un grupo de Investigadores del Centro Interdisciplinario para la Investigación Acuícola
(INCAR), muestra una promisoria aplicación para combatir la caligidosis en la salmonicultura.
De acuerdo al equipo liderado por el Subdirector del Centro INCAR y Académico del Departamento de Oceanografía de la Universidad de Concepción (UdeC), Dr. Cristian Gallardo-Escárate, e integrado por la Dra. Valentina Valenzuela-Muñoz, el Dr. Gustavo Nuñez-Acuña, el Dr. Diego Valenzuela-Miranda, Bárbara Benavente, Constanza Sáez-Vera, Antonio Casuso y Yeni Leal, todos pertenecientes a la línea “Genómica Acuícola” del Centro INCAR, la vacuna desarrollada en base a una proteína recombinante quimérica con actividad quelante de hierro, reduciría significativamente las cargas parasitarias de Caligus rogercresseyi, al tiempo que retrasa las curvas de mortalidad en peces infectados por Aeromonas salmonicida y Piscirickettsia salmonis.
“Las vacunas permiten reducir el uso de fármacos o bien antibióticos, en el caso de tratamientos bacterianos, lo que beneficia al medio ambiente. Esto es debido a que los tratamientos con fármacos se realizan directamente sobre las jaulas donde se cultivan los peces. En el caso del uso de antibióticos, si bien estos son entregados mediante el alimento, se corre el riesgo de la generación de bacterias con resistencia a antibióticos en el medio marino”, explicó la Investigadora Adjunta del Centro INCAR, Dra. Valentina Valenzuela-Muñoz, destacando que en la actualidad no existe vacuna comercial que sea utilizada para el control de Caligus.
“De acuerdo con nuestros estudios esta vacuna reduce en el pez, nutrientes esenciales para el desarrollo de Caligus. Además, hemos visto que al ser quelante de hierro genera dentro del pez un ambiente adverso para bacterias”, señalaron.
Durante el proceso de desarrollo, los investigadores formularon una vacuna, que contenía la proteína quimérica, y evaluaron su efectividad en in vivo para proteger a salmones de 90 gramos frente a la infección experimental con Aeromonas salmonicida, y otro grupo infestado con Caligus rogercresseyi seguido de una infección con Piscirickettsia salmonis.
En relación al efecto sobre la infección con el piojo de mar, los peces vacunados evidenciaron una baja en la carga parasitaria cercana al 96%.“Observamos con una carga promedio de 17 piojos en los peces vacunados en comparación con una carga promedio de 407 piojos en el grupo control”, esclarecieron los expertos. Además, se observó un retraso en las curvas de mortalidad de los peces vacunados e infectados con P. salmonis.
El estudio reveló que los piojos de mar recuperados de peces inmunizados sufrieron una alteración en la expresión de genes involucrados en procesos reproductivos, como vitelogenina, “lo que sugiere que IPath® puede alterar el output reproductivo de los caligus que se ven expuestos a peces vacunados, lo que ayudaría a reducir la cantidad de larvas del ectoparásito y, por lo tanto, la probabilidad de una posterior infestación por caligus en los centros de cultivo”, plantearon.
Ligado a lo anterior, los análisis morfológicos de los mismos parásitos, revelaron una embriogénesis anormal y procesos inflamatorios del segmento genital, por lo que los expertos señalaron que la vacuna modula el transcriptoma y la morfología de Caligus.
IPath® aún se encuentra en su fase experimental, y se han realizado 4 ensayos distintos del efecto de la vacuna sobre la infestación de Caligus, todos ellos en el laboratorio experimental que posee la línea de investigación “Genómica
Acuícola” del Centro INCAR, en Dichato. Sin embargo, los efectos son prometedores.
“Se requiere realizar ensayos en campo y evaluar si los resultados son similares a los observados en condiciones controladas de laboratorio. Además, es necesario que alguna empresa que cuente con las capacidades para la generación la vacuna en altas cantidades se interese en licenciar nuestro desarrollo y pueda ser comercializado”, concluye la Investigadora.
Fuente: INCAR.