Por: Dra. Gladys Vidal, directora CRHIAM.
Estamos a mitad del invierno y las lluvias que suelen acompañarnos durante esta época casi no se han hecho presentes, lo que se suma a temperaturas inusualmente altas para la fecha. De este modo, nos enfrentamos a otro año más de esta sequía prolongada con graves efectos, en primer lugar, para satisfacer el consumo humano, en especial, en localidades rurales; y con impactos en la industria, como es el caso de la agricultura.
Sin embargo, no podemos olvidar que los recursos hídricos son pieza fundamental de los ecosistemas, vitales para su conservación. Y estos, además de permitir la vida de diferentes especies animales y vegetales, también tienen características que se relacionan con la cultura de las comunidades, ritos, recreación, entre otros. Todo lo antes mencionado tiene que ver con los servicios que provee un ecosistema que ha conservado su biodiversidad y está sano.
Entonces, para enfrentar esta crisis y conducirnos hacia la seguridad hídrica, debemos tener en cuenta estos factores a la hora de gestionar el agua. Para ello es fundamental que miremos nuestras cuencas, con sus propias particularidades, su nivel de desarrollo y quienes viven allí. Es ahí, en conjunto con los diferentes actores que la componen, donde podremos llegar a acuerdos para enfrentar la crisis hídrica.
Por lo mismo, creemos importante que en esta dinámica se ponga sobre la mesa la evidencia científica que hemos levantado desde entidades como el Centro Fondap CRHIAM. Como investigadoras e investigadoras también cumplimos un rol social a diferentes niveles, que sin duda puede ser un aporte para contrarrestar los efectos del déficit de agua y del cambio climático.
En este esfuerzo, el Centro CRHIAM cuenta con material como la Serie Comunicacional, que aborda diferentes temas vinculados a los recursos hídricos y que buscar bajar el lenguaje científico del paper con evaluación internacional a palabras sencillas, con el fin de que todas y todos podamos comprender las complejidades a las que nos enfrentamos en esta crisis hídrica.
Sin duda, una sociedad informada en estos temas podrá tomar acciones más rápidas y efectivas para adaptarnos o mitigar las consecuencias del cambio climático. Medidas que deben ir en concordancia con políticas públicas adaptadas a los territorios, mirando nuestras cuencas hidrográficas y considerando la evidencia científica.