Una pregunta recurrente por estos días, a causa de la cuarentena por Covid-19, ha sido cómo mantener las frutas y verduras frescas durante períodos más largos. La respuesta la entregó el especialista en postcosecha del Instituto de Investigaciones Agropecuarias (INIA), Bruno Defilippi, quien lleva años estudiando este tema, no sólo para abastecer el mercado interno sino para exportar a destinos cada vez más lejanos.
“La implementación de prácticas simples como evitar el dañar un producto vivo como frutas y hortalizas y tener claras las temperaturas de almacenamiento de frutas y verduras en casa, es el punto de partida. Por ejemplo, la palta puede ser mantenida en el refrigerador a 5°C sin afectar su textura y sabor”, explicó el Investigador de INIA La Platina.
En tanto, los tomates debieran mantenerse a temperatura ambiente en un lugar fresco para que no sufran los efectos de las bajas temperaturas del refrigerador, que se traducen en cambios en el sabor característico de este fruto. Mientras que las hortalizas de hoja -como lechuga, acelga, brócoli o albahaca- deben conservarse dentro de envases que eviten la deshidratación o pérdida de agua de estos productos, por ejemplo, utilizando bolsas perforadas que tengan un nivel de ventilación o apertura.
Respecto a las frutas más consumidas por los chilenos en esta época -como uva, manzana, pera o kiwi- el cuidado se inicia desde el momento de la compra, eligiendo frutas que no presente daños externos como heridas, golpes o pudriciones, ya que éstas afectarán directamente su duración en el hogar.
“Distribuya las frutas entre el refrigerador y un lugar fresco en la casa, lo que permitirá consumirlas a medida que sea necesario. Prácticamente todas las frutas disponibles toleran la temperatura de 5-6°C que tienen los refrigeradores, siendo la única excepción el plátano o banana que es preferible mantenerlo fuera del refrigerador”, detalló Defilippi.
Otro de los consejos del especialista estuvo relacionado al tiempo y tipo de productos que se pueden congelar. Lamentablemente, gran parte de los hogares no cuentan con un espacio adecuado para congelar grandes cantidades de productos, por lo que usualmente son destinados a los productos de origen animal. Sin embargo, de disponer de un espacio suficiente en el congelador o “freezer”, es una buena oportunidad para congelar productos preparados y frescos.
“En general, se puede congelar un gran número de productos, pero teniendo en cuenta que casi todo lo que se congela es para consumir cocido o procesado después de descongelar. Evite congelar algunos como apio, pepino, lechuga y repollo, ya que, dada sus características, usualmente con este proceso pierden su textura una vez descongelados. En otro caso, como brócoli, es recomendable darle un hervor y luego enfriarlo en agua y secar antes de congelar. Como norma general en productos a congelar, utilizar productos limpios y secos, y dejándolos en un envase (bolsa o contenedor plástico) con el menor espacio de aire en su interior, y no olvide poner la fecha en que ingresó el producto al congelador”, explicó.
Un aspecto clave para frutas y hortalizas es mantener un refrigerador en las mejores condiciones. Lo primero es no sobrellenar el interior del refrigerador, ya que el aire al interior requiere moverse adecuadamente para eliminar el calor del producto, y de esta forma enfriar la fruta u hortaliza a la temperatura de 5°C en el menor tiempo posible. Una segunda práctica que debiera ser rutina en cualquier hogar, es mantener un refrigerador limpio e higiénico, ya que la principal fuente de contaminación son las bacterias más que los virus. Para esto, basta con preparar una solución de cloro (1 cucharada en un litro de agua) y limpiar bien la superficie. Por último, es importante evitar la “contaminación cruzada” entre productos.
“No está de más mencionar que, probablemente, la práctica más simple, pero difícil de llevar a cabo en las condiciones actuales, es comprar la cantidad que realmente se necesita, considerando el tamaño del grupo familiar”, señaló el profesional, quien agregó que, en caso de tener productos en exceso, la persona debe estar atenta a los cambios de color y apariencia, que es uno de los indicadores más prácticos de deterioro.
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