Formar adultos mayores a través de talleres en competencias de corte y confección, manufactura y reciclaje textil, es el objetivo de “Telas, Reciclaje y Barrio Norte: Vitalizando una comunidad en torno al oficio de la costura creativa”, proyecto desarrollado por la diseñadora penquista, Paulina Fuentealba, quien busca posibilitar la generación de redes, la capacidad creativa e incluso, nuevos ingresos para aquellas personas que ya son parte de la iniciativa.
En total fueron 25 las mujeres elegidas a través de una convocatoria, especialmente dirigida a adultos mayores de 60 años que habitaran en el emblemático sector de Barrio Norte, el que tiene una arraigada historia manufacturera, ligada a oficios artesanos como el de zapatero, talabartero y tapicero, motivo que da pie al proyecto para proponer e innovar, en torno a otro de los oficios más tradicionales del país: la costura.
Lo más interesante de la propuesta, es que sus participantes también aprenderán o complementarán sus habilidades, en torno a la clasificación y preparación de materiales textiles, en los que aplicarán técnicas de reutilización y reciclaje, para rediseñar o simplemente hacer sus propias creaciones.
La diseñadora penquista creadora de la marca La Suerte diseño, y gestora del proyecto, Paulina Fuentealba expresó, “siempre oí de los maestros mueblistas y trabajadores del cuero que habitaban allí, y cuando comencé a frecuentar Barrio Norte por razones laborales, me encontré con muchas mujeres trabajadoras, con historias y admiración por esas prácticas. Por otro lado, vi como en ferias del barrio había ropa, mucha de la cual se desecha, y me di cuenta que sería de ayuda, evitar que tantas prendas y accesorios se vayan a la basura, dándole una nueva vida útil a través del diseño. Fue ahí que surgió la idea de entregar la posibilidad a mujeres adultas, de conocer o reencantarse con toda las posibilidades que trae la confección: rehacer, arreglar, mejorar, parchar, crear nuevas cosas”.
Por estos días, cada una de las participantes de los talleres cuenta con su máquina de coser, las que fueron conseguidas especialmente para el proyecto, el que también ha traído una importante alianza con la Fundación Trabajo para un Hermano (TPH), en cuya sede penquista ubicada en Barrio Norte, se realizan los talleres divididos en cinco grupos. “Es un espacio que permite mantener los distanciamientos sociales, tiene una infraestructura adecuada para el público objetivo”, dijeron.
La fundación, que está comprometida desde el inicio del proyecto, tiene 30 años de historia enfocada en el desarrollo humano, entregando y transfiriendo conocimientos significativos para las personas, creando importantes redes de contactos y trabajo comunitario, especialmente en Barrio Norte.
Una de las talleristas es Ilia Larenas, miembro de la organización Manos del Biobío, y profesora de corte y confección; oficio que le ha permitido poder quedarse en casa y cuidar a sus hijos pequeños, recibiendo un ingreso sin tener que salir, ni trabajar con horarios. “Mi mayor interés es incentivar a la comunidad y darle una nueva oportunidad a las participantes y a esas prendas que ya no usamos”, indicó. A ella se suma la cofacilitadora y asistente de aula, Marcela Muñoz, diseñadora autodidacta y creadora de la marca penquista MadreSelva. De profesión antropóloga y de oficio costurera, tal como ella misma señala, a lo largo de su carrera ha logrado integrar disciplina y oficio, principalmente enfocada en las industrias creativas. “Espero que sea una experiencia enriquecedora, porque para mi es un gran desafío que el proyecto sea inclusivo con la tercera edad, y la idea es lograr con las participantes, una transferencia mutua de saberes y conocimientos”, enfatizó.
Los trabajos obtenidos de los talleres, que se extenderán hasta agosto, se presentarán por medio de Casas Abiertas en julio y agosto, y también mediante diversas plataformas, dando mayor visibilidad a las creaciones de las participantes durante los meses de septiembre y octubre. Una de ellas es Ana María Vega, vecina de Barrio Norte que pese a contar con experiencia previa, le gustaría profundizar aún más su conocimientos en costura y lograr así otra fuente de ingresos. “Estaba muy encerrada, estresada, con muchas cosas, esto me sirve para estar en contacto con otras personas y además he estado sin trabajo, por eso tengo muchas ganas de aprender, y además aquí contamos con toda la implementación necesaria”, expresó.
También Ana Maldonado es parte de las clases de Barrio Norte Textil, ella es argentina y lleva 19 años en Chile, mientras que en el sector suma más 11 años siendo parte de la comunidad. “Recuerdo que antes era obligatorio saber estas cosas, coser, pegar botones, y tengo la experiencia, pero desde hace muchos años, aunque yo creo que poco a poco iré retomando lo indispensable, porque me gusta este oficio”, dijo.
Cabe destacar, que la idea final del proyecto, financiado por un Fondo Nacional de Desarrollo Cultural y las Artes del Ministerio de las Culturas, es que sean las mismas participantes quienes administren personalmente la red creada a través de esta propuesta, que incluye una cuenta de Instagram la que ha tenido importante llegada en la comunidad, y puedes visitarla siguiendo a @barrionorte.textil, donde se publicarán todas las actividades de difusión.